Va a ser muy complicado resumir en este escrito, por más largo que lo hagamos, la cantidad de cosas buenas que nos trajimos de nuestra visita a Domaine St. Diego.
¿Por dónde empezar?
Por darle las gracias don Ángel!
Infinitas gracias por todo, por decir inmediatamente “por supuesto” a nuestra petición de visitarlo de camino a Chile, por su recibimiento tan alegre a pesar de que estos dos mendrugos se perdieron y llegaron tarde, por su cariño y por sus sabias y apasionadas palabras que, “a corazón abierto” como usted bien dijo, nos enseñaron tanto.

En sus palabras, había la sabiduría del tiempo aprovechado con amor. La pasión puesta en todo lo que ha hecho y sigue haciendo.
Y lo saludamos en este escrito para empezar…
Y seguimos escribiendo para usted y para los posibles amigos que nos lean:
Pues fue así, que nos encontramos delante del encantador portón allá en Lulunta, y tras tocar la campana apareció con brío don Ángel Mendoza. El entusiasmo nos quitó un poco la vergüenza de haberlo hecho esperar…
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Domaine St. Diego desde la colina. Maravilloso paisaje |
Y él, tan contento!
Nos invitó primero a pasear el lugar entre vides y olivos. La finca de tan solo 3,5 has. estaba trazada por distintos elementos que, sin ser esto intencionado, la hacían parecer un gran jardín. Surcada por encantadores caminitos de hierba corta y hermosas flores que llevaban a un lado y otro, por entre los distintos viñedos de Malbec y Cabernet Sauvignon dispuestos en espaldero alto y algunos en parral. Y luego, sobre el final del recorrido se observaba el Cabernet Franc descendiendo en terrazas desde una pequeña colina, erguido de forma graciosa sobre su propio pié, con el único apoyo de un palito largo y no muy grueso. Y, desde la altura, se podía ver la finca completa y disfrutar el paisaje apaciblemente.
Entre las vides, además, se levantaban los añosos y preciosos olivos. Parece ser que esta manera de convivencia de aceituna y uva es bien típica de esta zona y fue traída, la costumbre, por los emigrantes italianos hace ya unos cuantos años.
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Una gran verdad. |
Y, al regresar de este maravilloso paseo, nos esperaba también Lucas, el hijo menor de Ángel que nos acompañó un ratito contándonos entusiasmado que ellos no entienden el funcionanmiento de su proyecto sin esta cadena que forman los elementos naturales del entorno. Diferentes tipos de hierbas y animales que conviven con las vides y, de manera natural, interactúan unos en otros para que de esta manera surja lo que debe surgir, ni más ni menos.
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Entre viñedos. Domaine St. Diego |
Y con la familia como pilar fundamental y con la sincronía de los lugareños elementos de la naturaleza, nacen estos vinos.
Esto ya, así, promete hacer un buen vino ¿Verdad?
Y con esto, sin mirar la hora y sin escatimar en tiempos, nos acompañó don Ángel a su taller, a la bodega, en dónde prosigue contándonos de sus maneras de hacer, de como todos y cada unos de los familiares, marido mujer, hijos…, forman este maravilloso puzle, desde la nietecita que da nombre a un vino y pone ya sus manitas en el proyecto baby wine, hasta el abuelo orgulloso.
Y en la bodega, descubrimos además, que los vinos tienen también banda sonora. Qué les parece? Pues si! Como lo leen! , y parece ser que los Beatles han sido parte importante en el surgir y crecer de estas criaturas.
Así que con estas curiosidades y muchas más, proseguimos con la cata de tres joyitas:
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Grandes vinos... |
PURA SANGRE 2006: 80% Malbec y 20% Cabernet Sauvignon, envejece alrededor de 24 meses en barricas de 2º y 3º uso, principalmente de roble americano (Don Ángel es un defensor de esta madera). Que es uno de los mejores vinos argentos nadie tiene duda, y esta nueva cosecha lo sigue demostrando. Un vino con gran bouquet aromático, sedoso en boca y muy bien equilibrado. Final precioso.
PURA SANGRE 9 LUNAS 2009: la última gran creación de Domaine St. Diego. 9 lunas por barricas nuevas de roble americano y una larga estiva pasó este vino antes de ver la luz. Tiene un perfil más moderno, con presencia de madera más evidente pero nada invasiva. Frutos rojos vivos, frescos, explotan en la boca y se acompañan de maravilla con el roble bien usado, en su punto, dando complejidad y personalidad. Esta joya recién despierta…
Cómo lo disfrutamos!
Nos fuimos con una sonrisa de oreja a oreja en el corazón y en paladar, felices por cómo uno sigue sorprendiéndose al encontrarse personajes tan fantásticos, como este “todo corazón", Don Ángel.
RUMBOVINO
RUMBOVINO