Hace
unos días, aprovechando que andaba por la zona, me fui a visitar
Xurxo Alba a la bodega. A esta altura hablo con él como lo que es,
un amigo, por lo que entre sus tiempos y los míos pensamos que lo
mejor era juntarnos a comer y charlar un rato, aprovechando el poco
rato libre que les queda a los viticultores y bodegueros en estas
fechas.
En
el rato que María Isabel (la mamá de Xurxo) hacía su maravillosa tortilla y unos rodaballo a la plancha, nos dimos
una vuelta por la bodega y aproveche entre otras cosas a probar unos
cuantos vinos, aún terminando la fermentación la mayoría de ellos,
en tanques de diferentes parcelas.
Esta
es una experiencia que viene muy bien para dar un bofetón a los
sentidos y espabilarlos un poco. Es increíble comprobar cómo vides
de diferentes edades (algunas centenarias que además probablemente también se embotellen por separado) y terrenos
diversos se expresan en vinos tan distintos. Alguno muy cítrico y
con la típica nota a manzana verde de estos albariños frescos del
Salnés, otro más vegetal y levemente salino, hasta otro que es pura
sal (tal cual se los cuento, yo le pondría de nombre “agua de mar”
a ese vino y reservo el nombre para mi autoría). Un gustazo que me
puedo dar cada tanto visitando los amigos del vino.
La
bodega Albamar es familiar, se elaboran entre 30 y 45 mil botellas al
año, dependiendo de cómo venga la cosa. Así que recorrerla en
tamaño es sencillo, pero hay tantas propuestas diferentes (algunas
experimentales también) que uno puede pasarse allí dentro un par de
días sin ver la luz del sol y no darse cuenta.
Los
seguidores de los vinos de Xurxo conocen sus etiquetas de albariños
del Val de O Salnes de memoria a pesar de no ser pocas. Albamar,
Finca O Pereiro, Alma de Mar y
Pepe Luis sus creaciones (dejé de lado las ediciones
especiales de albariño como Moncha y 69 arrobas). Fuera del Fusco,
un mencía de la Ribeira Sacra, que está realmente bueno, se sabe
que Xurxo elabora unos vinos blancos inolvidables, serios, y a base
de mucho trabajo en la viña y sin grandes intervención en la
bodega, más que copa y cata diarias. No sé si él estaría de
acuerdo, pero yo lo definiría como un hombre de blancos. Blancos de
mar. Hasta ahora!
Cada
día son más, aunque aún se cuentan con los dedos de las manos, las
bodegas de las Rías Baixas que se animan a producir algún tinto.
Estas tierras, antes de uvas oscuras luego olvidadas, entregan unos
tintos únicos a base de cepajes autóctonos, cada día más
cotizados dada su calidad y escasez. Son muy pocos los viñedos de
uvas tintas que quedan por la región, por lo que dar con ellos es
casi encontrar un auténtico tesoro. Generalmente son muy viejos y,
como es lógico, de poca producción. Uno consigue
uvas tintas en las rías baixas solo si camina mucho, busca mucho y
sobre todas las cosas, si tiene suerte.
Digo
ALBAMAR TINTO por decir algo. Aún no tiene nombre ni etiqueta...pero
ya está en botella y en diciembre saldrá a la venta. Ya sabremos
con qué nombre.
Se
trata de un corte casi en partes iguales de uvas Espadeiro, Caiño y
Mencía. Todas del Salnés, de viñas muy antiguas que se salvaron se
ser arrancadas en la revolución blanca. Se pisaron y fermentaron
juntas en cubas de acero inoxidable y finalmente pasaron unos 7-8
meses en barricas francesas usadas de 225 litros. Poco más, para un vino que no
necesita más.
El
resultado final es realmente bueno. Un tinto color rubí y capa media, de inconfundible
procedencia, con fruta roja fina, notas vegetales (pimiento morrón,
claramente), mucha frescura y aires de mar. Vertical, sabroso,
vibrante. Según Xurxo aún le falta botella (agarra un poquito las
mucosas), pero para mí ya está impecable (por eso él es el enólogo
y yo el consumidor). De esos vinos que se puede beber por litros, que
una copa pide otra y otra... Sin dudas un muy buen comienzo por los
caminos del tinto.
Para
acompañar la comida comenzamos con un Albamar 2013 (nueva
etiqueta, mucho más elegante y seria, a la altura de lo que es el
vino) fresco, cítricos, manzanas, levemente salino, equilibrado.
Seguimos con Finca O Pereiro 2013 más complejo y salino, voluminoso (nacido de vides conducidas en espaldero y terreno con mucha arcilla a 50 metros del mar, junto a la desembocadura del Río Unia, es de las etiquetas que más me gustan de Xurxo)... y cerramos con ALBAMAR TINTO 2013 (será ese el nombre?) brindando a la salud de la buena comida, los buenos vinos y los amigos.
Seguimos con Finca O Pereiro 2013 más complejo y salino, voluminoso (nacido de vides conducidas en espaldero y terreno con mucha arcilla a 50 metros del mar, junto a la desembocadura del Río Unia, es de las etiquetas que más me gustan de Xurxo)... y cerramos con ALBAMAR TINTO 2013 (será ese el nombre?) brindando a la salud de la buena comida, los buenos vinos y los amigos.
Muchas
gracias por leernos,
Salutes,
Rumbovino.
Difundiendo
la cultura del vino y en favor del consumo moderado.
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