Hace un
tiempo días, nuestro amigo Rafa (Las Delicias del 69, Lugo), nos
invitó a la presentación de los albariños que elabora José
Antonio López. Uno de los nombres propios que estuvieron detrás del
resurgimiento de la uva albariño como vino de calidad, hasta
posicionarlo donde actualmente está, siendo considerado uno de los
mejores vinos blancos del mundo para muchos críticos.
Fue una de
esas catas donde además de probar los vinos, tuvimos la oportunidad
de aprender verdaderamente de vinos, cosa que es muy diferente.
Este
viticultor (la palabra Vigneron creo que se ajustaría aún
mejor) es de esos tipos que andan desde siempre por el mundo del vino
alejados de los grandes focos mediáticos, pasando lo más
desapercibidos posibles a las webs y redes sociales, de esa gente que
trabajan en voz baja, inculcando una forma tradicional de labrar la
viña y elaborando un estilo de vinos que parece siempre ir a
contracorriente de lo que manda la inmediatez del mercado.
Produce sus
vinos bajo la DO Rías Baixas y sus viñedos se encuentran en la
Subregión del Condado de Tea, sobre las laderas del Río Miño en el
tramo final de su camino al mar. Siempre elaboró albariños. En
sociedad al principio, algunas marcas reconocidas tuvieron su
sabiduría detrás (Morgadío y Lusco), pero desde hace algunos años
decidió hacer camino en solitario y lanzó su marca al ruedo, Tricó,
nombre que se utiliza en algunas aldeas gallegas para llamar al
hijo tardío, que llega varios años después de sus hermanos
mayores. Un nombre por demás de acertado.
Y porqué
decidimos escribir sobre los albariños de José Antonio López? Qué
los diferencia de otros muchos elaborados en las Rías Baixas?
Sencillo. Porque podría decirse tranquilamente que elabora vinos de
guarda. Son albariños pensados para beberse unos cuantos años
después de su cosecha (si uno es capaz de vencer la ansiedad por
descorcharlos, claro está).
Para que se
den una idea, actualmente se está comercializando la cosecha 2011 de
su etiqueta más emblemática. Cuatro años después de la vendimia
acaba de salir al mercado su TRICÓ 2011. Pero lo que más
interesante del asunto, porque convengamos que elaborar blancos de
guarda no sería ninguna cosa innovadora, es que se trata de un
albariño fermentado y criado única y exclusivamente en acero
inoxidable. No tiene contacto con madera y no se somete a ningún
tipo de corrección. Solo el potencial y la expresión de la uva
albariño en la región donde crecen y desarrollan las vides, se
encierran y dan longevidad al vino en la botella.
Nos
gustaría dejarles algunas pinceladas que pude anotar durante su
charla porque creo que ilustran perfectamente su filosofía de
trabajo y la forma de entender el viñedo.
Cuenta
con los viñedos más altos de la DO (350 msnm) plantados sobre
suelos muy pobres de granito descompuesto y arena en superficie.
Obtiene unos rendimientos que no superan los 7.000 u 8.000 kg/ha (que
está muy por debajo de los rindes medios de las Rías Baixas).
No
utiliza herbicidas, solo aplica abono orgánico y nunca riega. Según
sus palabras “Es una locura regar la viña en Galicia”.
Considera que “lo
más importante a la hora de elaborar un vino es el respeto por la
tierra”.
Nunca
corrige los vinos. Cree que “Los vinos son longevos por
naturaleza” y que “Cada añada tiene su personalidad, por
eso mis vinos son siempre diferentes”
También
dice, sin que se le mueva un solo pelo, que “Los vinos serios no
se consiguen con las levaduras seleccionadas”
Busca
longevidad en botella y hacer vinos de largo recorrido, por eso no
trabaja las lías ya que le quitan acidez y vivacidad.
En lo
personal, consideramos que no hay nada mejor que uno pueda hacer para
conocer a un viticultor que probar sus vinos. Y comprobar si
efectivamente ejerce lo que predica, y así lo hice.
Tuvimos la
suerte de experimentar una cata vertical de tres añadas diferentes
de su etiqueta más conocida (TRICÓ 2010, 2011 y 2012) y además
probamos la añada 2012 de NICOLÁS, su vino de pago (o parcela) que
solo sale los años que el viñedo alcanza una calidad excepcional.
TRICÓ
2010 (13,5% Vol). Precio: 13,30 euros
Amarillo
levemente dorado con tintes verdosos. Limpio y brillante. Glicérico,
de piernas gruesas...
Aromas
complejos y de volumen alto. Al principio mostró notas de frutas
maduras bien mixturadas con hierbas frescas y cítricos sobre un
fondo mineral. Luego, con tiempo en copa aparecieron notas de cenizas
y piedras.
En boca
resultó soberbio. Aún tiene mucho nervio. Fresco y filoso. Acidez
media alta perfectamente balanceada con su textura grasa y untuosa.
Final amargoso interminable...
Según leí
por ahí, su mejor cosecha y mejor vino hasta ahora. Mi opinión es
que aún tiene vida para rato. Una joya para tener bien guardada.
TRICÓ
2011 (13,5 % Vol). Precio: 13,30 euros
Es la
cosecha que está actualmente en el mercado y según su creador no
fue tan buena como la 2010. Yo no estoy tan de acuerdo con eso.
En copa
mostró un color más dorado, como si fuese más longevo que su
hermano mayor. Glicérico, limpio y brillante.
Nariz
más joven, remolona al principio, floral y frutas tipo duraznos o
damascos. No era su mejor perfil, pero al final de la cata había
mejorado radicalmente, parecía otro vino. Mucho más vivo, fresco y
expresando aromas a limones por doquier. Me encanta que los vinos me
sorprendan de esa forma!
En boca
resultó algo más ligero que la 2010, fresco (acidez media) y
dominado por notas cítricas más maduras. Final amargoso exquisito.
Mi opinión
poco profesional es que está buenísimo y estoy seguro que va a
seguir creciendo con la estiba (compraría un par de botellas y las
guardaría algunos años más).
TRICÓ
2012 (13,5 % Vol)
Esté aún
está en la bodega, descansando, esperando su mejor momento.
En copa
mostró un tono amarillo pajizo y tintes verdosos. Limpio, brillante.
Glicérico.
Nariz
explosiva, más jovial que los anteriores. Se lo nota joven porque
sus aromas eran bien limpios y nítidos con notas de manzanas verdes,
cítricos y tropicales. Le faltaba esa complejidad que da la botella.
En boca
resultó franco y mostró su juventud. Directo, vertical, filoso,
mineral. Final amargo típico del cepaje.
Mi opinión
es que le falta madurar. De hecho al final de la cata fue el que más
cualidades había perdido de los tres. Pero sigue el perfil de su
creador y aún tiene un largo camino por delante.
NICOLÁS
2012 (14 % Vol). Precio: 20 euros.
Vino de
finca que solo se elabora en años excepcionales. Un capricho del
enólogo por decirlo de alguna manera. Y sí, leyeron bien, tiene 14
graditos.
Amarillo
pajizo con tintes verdosos, brillante y limpio. Piernas gruesas,
largas, lentas...
Nariz
increíblemente mineral y de volumen medio. Aparecen también notas
cítricas y algo de fruta tipo ananá en el fondo.
En boca
es voluminoso, carnoso, estructurado, amplio. De esos vinos que
parece que se pueden masticar. Impacta con su frescura (acidez media
alta) al entrar en la boca y balancea perfectamente su poder. Sabe a
piedras mixturadas con limones... es raro, pero exquisito. Diferente
a todo lo que he probado hasta ahora en albariños. Un blanco
soberbio que mantiene su alma intacta.
Mi opinión:
siendo la misma cosecha, a diferencia del vino anterior, este ya se
puede beber perfectamente. Claro que es una pena hacerlo ahora. Es
increíble ver cómo se expresan de manera distinta las vides de una
finca en particular.
Definiría
este vino con palabras sueltas: es terruño, viñedo, trabajo,
profundidad, raíz, granito...un vino para aplaudir.
No me gusta
sentarme a escribir una nota inmediatamente después de haber probado
un vino que me ha gustado mucho, porque es muy difícil mantener la
poca objetividad que puedo tener, y termino escribiendo más con el
corazón que con la cabeza. Por eso prefiero decantar la cosa y
recordar con más calma y menos excitación lo que ese vino
verdaderamente me transmitió el día que lo disfruté, más allá de
las propias notas de cata.
Con estos
vinos les juro que hice lo mismo, estoy escribiendo casi dos semana
después de la cata, pero la verdad es que no puedo quitarme el
corazón del cuerpo, para qué les voy a engañar amigos.
Cosas que
me generan los vinos, qué le voy a hacer.
*Nota publicada en la revista Vinarquía Nº3
Gracias por leernos,
Salute, Rumbovino.
Difundiendo la Cultura del vino y en favor del consumo responsable
Ya se los dije por otra vía, pero muy buena nota, amigos. Estos vinos nos dejaron pensando a varios en nuestro país. Pensando y deseando, jeje.
ResponderEliminarAbrazo
Muy buena la nota, me dieron ganas de probar esos albariños.
ResponderEliminarSe nota en el texto que fue puro disfrute y bien has hecho en dejar pasar el tiempo para abstraerte un poco de esas sensaciones cercanas para poder reconocerlas y valorarlas mas cuando el tiempo pasa.
Saludos y un gran abrazo!!!
Muchas gracias amigazos!
ResponderEliminarQué envidia me dais chicos. Precisamente este mes probé un Albariño pero super-comercial, pero seguro que nada que ver con este Tricó. Un saludo
ResponderEliminarNo te quedes con las ganas de Albariño Sergio, te enviamos algo para que pruebes cuando quieras!
EliminarAbrazo grande y saludos!