Me
confieso un enamorado incurable de los tintos de la Ribeira Sacra, lo
tengo dicho hasta el hartazgo, ya lo se. Y aunque yo mismo ponga en
duda mi objetividad enofílica cada vez que me enfrento con uno de
vinos, seguiré exprimiendo cada neurona que me queda con la
intención de lograr poner en palabras todo lo que estos caldos
transmiten a quienes los descubren.
Este
es otro de esos casos en los que me siento delante de la pantalla del
ordenador y me esfuerzo en quitar pasión a las letras para no
escribir con el corazón, pero me cuesta mucho no hacerlo. Quizá ya
es incurable. Vaya a saber.
VAL
DO FRADE 2014. Es un tinto tan simple pero tan tremendamente
complejo que no logré estar cómodo con la introducción del texto
que estaba escribiendo, hasta que me di por vencido y entendí que no
importaba para nada lo que yo dijese aquí, porque esta etiqueta era
capaz de hablar por si misma.
En
Vilachá de Salvadur (Subzona de Quiroga-Bibei), tierra con historia
y unas pocas bodegas todas centenarias, Purificación
Díaz Ferreiro elabora este tinto
joven con uva Mencía procedente (en su mayoría) de su única
hectárea de viñedos propios. Hasta donde pude saber, elaboración
tradicional sin maderas y cepas bien cuidadas son su secreto.
Un
tinto de capa medio-baja, cuyo color rojo rubí casi pide permiso
para expresarse. Me recordó a esos Pinots patagónicos que hace
tiempo no pruebo. De piernas gruesas y lágrimas densas, iguales a
las que hay que dejar en la tierra para cultivar estas viñas.
Nariz
limpia, máxima pureza. Aromas que hablan del Río Sil. Mixturas de
frutas rojas finas, en su punto de madurez, frescas y expresivas.
Notas herbales y flores sobre un fondo mineral sello de identidad de
estos caldos gallegos. Fragancias de Ribeira Sacra.
En
boca es pura suavidad, acaricia el paladar en su paso fluido. Es
elegante y de gran complejidad. No falta acidez (media-alta) y fruta
fina de principio a fin. Sobre el fondo, notas sutiles a hierba
fresca, especias y rasgos terrosos.
Nada
en este vino es exagerado, todo está en perfecto equilibrio. Con tan
solo 12 graditos de alcohol, se bebe por litros (¿ven que no hace
falta más?). Y lo mejor de todo es que su precio es de tan solo 7
euros.
No
había probado esta etiqueta antes. No sé cómo fueron sus cosechas
anteriores, si más o menos buenas. Tampoco sé si son consistentes
año tras año. No tengo claro tampoco si en un tiempo este tinto
joven va a estar mejor o se caerá como suelen hacer algunos vinos
poco intervenidos de esta región. No sé muchas cosas de este vino y
su historia, pero si de algo estoy seguro es que ahora, hoy, que
estoy redactando estás líneas, es de lo mejor que he probado de la
Ribeira Sacra este último tiempo.
Gracias
a Humberto, del Centro del Vino en Monforte que me lo recomendó!
Gracias
por leernos,
Salute,
Rumbovino.
Difundiendo
la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable.
Interesante Mencía de Ribeira Sacra, zona de la que aún no he catado nada, y con Mencía, casi nada tampoco... Junto a ese precio va a ir directo a la lista de vinos que he de adquirir si me cruzo con él, máxime teniendo el paladar embotado de tanta Garnacha jeje
ResponderEliminarEn resumen, que siento envidia sana. Un saludo!