29 junio, 2020
31 de julio de 2010, casi 10 años
12 junio, 2020
Naturales de Alicante
Sin lugar a duda, la tan esperada desescalada ha impactado
de lleno en mis ratos “libres” dedicados al blog. Aunque si bien es cierto que,
en estos meses de confinamiento, no he dejado de trabajar porque los
veterinarios, necesarios, pero poco o nada valorados en este circo de la
pandemia, seguimos casi con normalidad; sí disponía de algo más de tiempo para
escribir. Pero... si bien no escribo, sigo probando y probando a buen ritmo.
Esta semana he sacado unos ratos para comentar algunos vinos
diferentes, de tres proyectos muy interesantes que he conocido por las redes
sociales.
Los tres se encuentran en Alicante, casi al otro extremo de
Galicia, donde vivo y bebo; una región que casi no conozco y de la que
prácticamente no había probado sus vinos. Así que, motivado tanto por la
filosofía de cada uno de los proyectos (microbodegas, vinificaciones
artesanales, vinos naturales, viticultura respetuosa y poco o nada
intervencionista), como por la curiosidad de probar variedades de uva poco habituales
para mí, como la Giró, Monastrell, Moscatel o Merseguera, me contacté con Manu
Guardiola Viticultor, Aida y Luis, y con Mar e Ignacio para pedirles
algunas botellas, qué obviamente pagué, y que obviamente fui bebiendo estos
días, aunque no he terminado de probar todas.
Antes de seguir
quiero dejar escrita esta declaración:
Me encantan los
pequeños proyectos vinícolas porque los viticultores (muchos de ellos con estudios en enología,
otros solo unos valientes) son gente llana y simple. Personas normales, no semidioses a los que
hay que rendir pleitesía tras su paso como sucede con mucho enólogo que anda suelto por este mundo. Los viticultores anónimos trabajan como nadie,
generalmente de sol a sol, y aun así se hacen un tiempo para atender a quienes los consultan por los medios que sean, y dedican un rato, del que muchas veces
carecen, para explicar sus vinos y agradecer que te hayas interesado en
ellos, aun sin siquiera saber si les vas a comprar o no. ¡Señores, esto es extraordinario!
¡Sepan que los aficionados al vino se los agradecemos infinitamente! A ver si algunos
siguen el ejemplo...
Dicho lo anterior, y con la intención de no ir acumulando
deudas conmigo mismo (siempre me obligo escribir sobre los vinos o proyectos
que me gustan y empiezo a retrasar mis propios pagos), decidí ir comentando
alguno de los que he ido catando de cada uno de ellos.
Comenzamos con LA
ZAFRA VINOS
Viñedos autóctonos de la zona |
Mar e Ignacio llevan adelante este proyecto desde hace
pocos años, en Monóvar (Provincia de Alicante) del que a modo de
introducción copio su propia presentación:
“Empezamos con 1 hectárea de viña de la variedad
Monastrell, autóctona de la zona, cultivada de forma sostenible, en secano y
podada en vaso (tradicional), y llevamos dos años recuperando otras dos
hectáreas de la familia, que estaban a punto de perderse.
Elaboramos nuestro vino natural en una pequeña
microbodega, con la mínima intervención: sin sustancias químicas, ni
correctores, ni sulfitos añadidos”
Para mí, con leer esto es suficiente para querer probar sus
vinos. Pero si además ves las fotos de los viñedos que trabajan, ya no hay
vuelta atrás. Probé el NU tinto 2018 (100% Monastrell), el NU VA 2018 y el NU
Rosado 2018. Los tres me gustaron mucho, pero quiero destacar uno especialmente
porque me sorprendió por su elegancia y suavidad.
NU VA 2018
Vino tinto natural y artesano compuesto por diferentes variedades antiguas que actualmente
apenas se cultivan. Su elaboración es muy simple: las uvas se maceran durante 6
días con sus hollejos. Inicio de fermentación en depósitos de 300 litros, a 20º
durante 30 días. Mínima intervención en bodega. Sin químicos ni levaduras comerciales.
No contiene sulfitos añadidos. No se filtra ni clarifica. Solo se elaboraron
292 botellas en el 2018, por lo que estamos hablando de un vino casi exclusivo.
El resultado es un tinto de capa baja, brillante y buena lágrima. Nariz
de mediana intensidad donde destacan las notas, casi perfumes, a fruta roja y
flores. En boca es ligero con un marcado
carácter frutado, aunque no es de esos tintos con fruta desbordante, sino más
bien equilibradas con notas herbáceas e incluso terrosas. Sobre todo, destaca por
su suavidad y elegancia, poco habituales en vinos naturales o artesanales, que
suelen tener más tendencia a la rusticidad. ¡Me gustó muchísimo!
Creo que esta añada ya está agotada. Así que mi consejo es que no se
despisten con la 2019 si quieren hacerse con alguna botella de las pocas que
estarán disponibles (creo que aún no ha salido).
Seguimos con, MANU GUARDIOLA
VITICULTOR
Los muros de piedras son lo que ilustran la etiqueta de sus vinos |
Vitivinicultor de la Marina Alta (NE de la provincia de
Alicante) con una larga historia familiar en la producción de vino. Su padre y antepasados
ya elaboraban vino para autoconsumo desde varias generaciones atrás, como era
la costumbre en la comarca. Recientemente ha decidido dar un paso adelante y
emprender su nuevo proyecto.
“Nuestra filosofía de trabajo es ser respetuosos con
la naturaleza y el medio ambiente, por eso trabajamos todas las parcelas en
ecológico, es decir, en la manera tradicional de cultivar la viña. Nuestras parcelas están llenas de vida,
tratamos de cuidar la fauna auxiliar que nos ayudará a tener un equilibrio en
nuestro entorno y de este modo facilitar que nuestras uvas estén sanas a la
hora de vendimia.
Fermentamos los vinos con levaduras autóctonas, no
añadimos ningún tipo de aditivo excepto un poco de sulfitos, ni filtramos ni
clarificamos. De este modo intentamos que el vino que vamos a beber sea la
máxima expresión de la uva que cultivamos en el campo. Es mi forma de traer
alegría y felicidad al mundo. Espero que disfrutéis de mis vinos”.
Elabora tres vinos en su pequeña bodega familiar situada en
el centro del pueblo de Xaló. Un tinto (mezcla de Giro, Monastrell, Syrah,
Merlot y Merseguera), un blanco (Moscatel seco y Merseguera) y un rosado (Giro,
Monastrell y Merseguera). He probado dos de ellos, solo me queda el tinto, y la
verdad es que no sabría cuál destacar porque ambos estaban realmente buenos. Me
incliné por el rosado, porque está dentro de esos escasos vinos rosados que no solo
buscan calmar la sed.
ELS MARGES ROSAT 2017
Vino Rosado compuesto por un 70% de Giró, 25% de Monastrell
y 5% de Merseguera. Se realiza una primera vendimia de los racimos más grandes,
apretados y frescos. La uva se despalilla y va directamente a la prensa
vertical. Posteriormente se pasa a depósito a baja temperatura para hacer un
ligero desfangado a las 24 h. Las levaduras autóctonas del campo y de la bodega
son las encargadas de llevar a cabo la fermentación alcohólica. Se controla la
temperatura y al final de fermentación se sube para que se quede seco y se
trasiega, separando las levaduras gordas de los finas. Permanece en tanques de acero
inoxidable durante 12 meses con movimiento de lías finas buscando dar más
estructura al vino.
El resultado es un vino rosado anti-rosado. ¿Qué quiero
decir con esto? Que se trata de un vino color rosado intenso, brillante y
glicérico, pero con alma de tinto. En boca es graso, untuoso, voluminoso, con
estructura, con sabores dominantes de fruta roja madura (no pasificada), herbales
y con mucha frescura para equilibrar su paso por boca. Se puede comer acompañando
un asado a la parrilla o un chuletón que ni se inmuta.
No piensen en un rosadito fresquito de verano, que podría funcionar
perfectamente si es esto lo que buscan, pero piensen en un vino más serio y
complejo, con un potencial de guarda de un par de años como mínimo. ¡Un señor
rosado!
Finalizamos con, AIDA Y LUIS
¿Quien no se bebería un vino elaborado con las uvas de esta viña? |
Es un proyecto vitivinícola de reciente creación (2018)
ubicado en Xaló, en la Marina Alta, donde elaboran vinos artesanales de las
variedades autóctonas de la zona: Moscatel y Giró.
“Nuestra filosofía es la de elaborar vinos que reflejen
la identidad de la Marina Alta. Para ello, elaboramos vinos mono-varietales de
variedades autóctonas buscando los microclimas más idóneos para cada variedad y
cada elaboración. Vinos de mínima intervención donde la uva sea la
protagonista. Nuestros vinos están elaborados en pequeños lotes muy cuidados,
fermentando cada micro-viña por separado y dejando que las fermentaciones
arranquen solas con la propia levadura del viñedo, sin la realización de un pie
de cuba para conseguir la máxima expresión y singularidad de cada parcela. No
filtramos, no clarificamos, no estabilizamos...”
Por cuestiones de tiempo (no me alcanza el fin de semana
para catar todo lo que tengo guardado) solo llegué a probar el tinto. Con eso
me alcanzó, y me sobró, para querer escribir sobre este proyecto y este vino.
Es más, lo hubiese hecho sin probarlo porque de un viñedo tan espectacular, como
el que ven en la foto debajo, tiene que surgir un vino de igual calibre. Al
final la cosa es más simple de lo que muchos piensan. Si el vino no está
demasiado “maquillado” será un fiel reflejo de la tierra que lo parió. ¡Así de
fácil!
MABOI 2018
Elaborado artesanalmente con 100% de uva Giró, procedente de una
parcela en la Sierra de Bernia, un paisaje protegido, a 620 msnm (uno de los
viñedos más altos de la comarca) y a tan solo 6 km en línea recta del mar. Un
viñedo muy especial con suelos
arcillosos y con mucha piedra. Se
fermentan los racimos enteros, con raspón y levaduras naturales. Maduración de
8 meses en depósitos, sin clarificar, filtrar ni estabilizar. Solo paisaje
embotellado.
Aida y Luis definen su MABOI 2018 como un vino elegante,
ligero, sabroso, muy frutal en boca con aromas a monte bajo, frutos rojos, un
toque de brea... Estoy de acuerdo, a pesar de no reconocer la “brea” que
tampoco me cambia mucho la cata.
Dejando de lado el entusiasmo que siento cuando pruebo un
vino como este, debo decir que me pareció un tinto extraordinario. Nunca
imaginé que un vino, mucho menos un tinto, de esta región de España podría
tener tanta frescura. Sobrio, mineral, fruta roja, especias, notas
mentoladas... Los taninos aún están levemente rugosos, pero no molestan en
absoluto. ¡Un espectáculo!
Otro puntazo para destacar es la etiqueta ilustrada por
Jaume Mora, inspirada en azulejos pintados a mano típicos de la zona de xaló,
instrumentos e indumentaria regional sobre personajes carismáticos. SI lo de
dentro es muy bueno, lo de fuera también.
Bueno, lo voy dejando por aquí de momento, en otro post les
contaré más cosas... En lo personal seguiré apostando por estos proyectos y
estos vinos, son el presente y el futuro, no tengo dudas de eso.
Salute,
Rumbovino, cada día más natural.
Casi 10 años comunicando el vino. En favor del consumo moderado y responsable.
03 mayo, 2020
Naturalmente, Daniel V. Ramos
Una de estas fotos fue tomada de blogriojaalavesa.eus/daniel-ramos |
Los Chorrancos, El Tiemblo. Cara norte, suelo pizarra. El Gato, Cebreros. Cara sur, suelo pizarra. |
19 abril, 2020
Al Malbec en su día, gracias por llevarme a casa.
14 abril, 2020
Semana Santa "Perdida" por los vinos naturales
Yo lo definiría como un vino atrevido pero serio, complejo, con muchas facetas y que hay que saber disfrutar cada trago porque habla directamente de la viña que lo parió.
05 abril, 2020
El vino del confinamiento
Vista de la viña donde nace Xan Vaca |
Xan Vaca 2019 |
Una de las tantas veces que fuimos a la finca a echar una mano. Noemi, atando y conduciendo cepas |
28 diciembre, 2019
200 Monges, la Navidad y un libro casi interminable.
Desde la inmediatez del Instagram, solo me queda el blog para contar las cosas que me inspiran, historias que me motivan, siempre asociadas al vino, por supuesto. Y lo cierto es que, tras nuestro viaje a la Alsacia, Rumbovino esperaba nuevas líneas que soportar. Aquí va esta, es cortita, pero tiene substancia de sobra para ser contada.
En mayo del año 2017 comencé con un desafío personal, escribir un libro sobre mi especialidad. Desde hace algunos años, además de a la docencia, me dedico al diagnóstico citológico de enfermedades, pero de perros y gatos. No me pondré pesado con los detalles del libro -a nadie le deben importar demasiado en un blog de vinos- pero fue pasando el tiempo, fui escribiendo, y a fuerza de insistir y comprobar en propia piel lo que un libro conlleva (en horas, dinero, y sobre todo en trabajo intelectual), finalmente pude acabar el proyecto. La verdad es que pensé que estaba terminado hace 4 meses atrás, cuando fue la primera prueba de impresión.... el asunto es que llevo desde ese momento, casi a diario, corrigiendo errores, mejorando la redacción y arreglando detalles. ¡Llegué a pensar que nunca se acabaría!. Pero como ya lo dice Vox Dei en su mítica canción “todo concluye al fin...” el día 25 de diciembre de 2019 terminé la cruzada (con ayuda de varias personas. De ellas, Noemí es la más importante).
Esa noche, como no podía ser menos, tocaba festejar. Y el vino, obviamente, tampoco podía faltar. No me valía cualquier cosa (en estos eventos especiales la bebida debe estar ligada a algo especial, al menos así lo creo), pensé un rato y lo tuve claro. El 200 Monges Reserva tiene su historia, desde la FEVINO de Ferrol hace unos cuantos años que lo probamos en la mesa donde se encontraba la Vinícola Real. Nos sorprendió tanto por su calidad como vino, como por la calidez de Miguel Ángel Rodríguez, fundador y enólogo de la bodega, que nos lo sirvió y contó con detalles (si hasta nos invitó a visitarlos sin saber ni quiénes éramos nosotros).
No es la primera vez que un vino del que guardo un recuerdo maravilloso me defrauda luego del algunos años, pero este no fu el caso. No esperaba mejor compañía que un señor vino como este, para cerrar un día como este. ¿Qué les cuento del él? Solo un par de cosas (aquí toda la Info), deben descubrirlo ustedes porque vale cada céntimo que invierten en él (pura seda, fresco, maduro, integrado, complejo, largo, exquisito, pero en serio... y eso que los reserva de Rioja me suelen aburrir bastante). Un vino que vale mucho más de lo que cuesta, lo digo sin coacción ni interés de ningún tipo, esta es la ventaja de escribir un blog independiente.
El 25 de diciembre de 2019 no será una navidad más, el 200 Monges Reserva del 2010 no será un vino más, y el libro sobre citología veterinaria práctica que escribí quizá sea un libro más, pero para mí será especial, como este día y este vino.
¡Salutes y feliz 2020!
01 octubre, 2019
Un paseo por la Alsacia
¿Los vinos y las uvas? Extraordinarios. Todos los que probé, y fueron muchos (como debe ser para hacerse una idea lo más representativa posible). Si hablamos de cepas, las blancas se llevan la palma y las hectáreas, y de ellas los galones los carga la magnifica Riesling, con permiso de Gewurztraminer, Pinot gris (sorprendentes) o Pinot Blanc. Puedo escribir un libro si me pongo en tema, así que, si quieren disfrutar de blancos extraordinarios, cada uno en su estilo, pero siempre cargados de frescura y mineralidad, este es su lugar. Sin embargo, como me reconozco un enamorado de Francia, lo soy también de la Pinot Noir, y allí, aunque en menos proporciones, he probado auténticos “pinotasos”. Frescos, minerales, elegantes, frutados, puro lujo.
Lo suyo en el tema vino es sencillo: visitas las bodegas repartidas por los pueblos (todas tienen su pequeña tienda y ofrecen todo lo que producen) y allí pides lo que quieras probar (la media de la copa de vino en la bodega cuesta alrededor de 3 €). Si no, compras algunas botellas (el precio varía entre añadas y vinificaciones, pero puedes llevarte muy buenas cosas por un precio que ronda entre los 10€ y 20€) y las degustas en el hotel mientras cenas cualquier cosa (la comida alsaciana no pasará a la historia, pero sus precios sí, bastante cara). Nosotros la mayoría de las veces lo hicimos así… compramos botellas diferentes y a probar acompañando un pizza o hamburguesa.
Pinot Gris... sorpresa para mi, unos blancos vibrantes y elegantes únicos |
¿Qué bodegas visitar? Nosotros fuimos con todo estudiado previamente, pero al llegar allí nos sorprendió tanto la cantidad de bodegas que había, que resolvimos ir a la aventura y sorprendernos. Es la mejor forma… o al menos la que más se disfruta. En general buscábamos los vignerones independientes o los productores de vinos biológicos o biodinámicos (están perfectamente señalizados a la entrada de la tienda o bodega). ¡Lo más curioso es que suelen ser lo que tienen precios más bajos!
¿Con respecto a los viñedos? Nuestra recomendación es perderse y disfrutar como niños. Más que viñedos son jardines dispuestos a los pies de la colina, entre los pueblos, uno más bonito que otro. Hay caminitos que te llevan de un lado a otro, todos indicados, pero si te pierdes, ¡Mejor!
¿Qué es lo más bonito? Los pueblos y ciudades…. Una hermosura, difíciles de describir, hay que verlos. Pueblos medievales, a veces no más grandes que 30 o 40 casas, inundados de flores que nuestras retinas no alcanzan a analizar. No se pueden perder Ribeauvillé, Eguisheim, Turckheim, Kaysersberg o Riquewihr por mencionar algunos de ellos. En ciudades algo más grandes, pero caminables como un pueblo, Colmar es hermosa y más enófila que Estrasburgo, pero esta última es para mí una de las ciudades más hermosas que he visitado en Europa. Nosotros hicimos base logística en Estrasburgo y creo que fue un total acierto, tienes todo cerca (incluso la Selva negra en Alemania a 45 minutos, imperdible si andan por la Alsacia) y nunca te cansas de perderte por sus calles y canales.
¿Precios? Hay de todo, en general todo es bastante más caro que en España (lógicamente) pero se puede hacer turismo económico cuidándose un poco, sobre todo a la hora de comer o cenar fuera, ya que puedes dejar uno o dos riñones en algunos lugares. Fuera de esos grandes lujos, a mitad del día en cualquier terraza, un flambee (una especie de pizza muy finita, exquisita) y una copa de vino o cerveza te permitirá disfrutar si dejar maltrecho el bolsillo.
Y aquí lo dejamos…o me pondré pesado. Si están pensando en visitar la Alsacia, ni lo duden, no se van a arrepentir. Y si además es amante del vino, el disfrute será el doble. Extraordinario viaje que esperamos repetir algún día.
Salute!
15 julio, 2019
Un tinto volcánico, uno de vértigo, y los grandes oros de Galicia
La verdad es que todo este tiempo sin publicar notas en Rumbovino no está asociado a que hayamos tenido poca actividad ligada el noble brebaje, sino todo lo contrario, son tantas las cosas que pasan, y tan rápido, que nunca sé bien qué seleccionar para publicar. Así que les haré un breve resumen de lo más interesante bebido y visitado este tiempo.
VISITADO
Hace un tiempo acudimos a la "Cena de los grandes Oros de Galicia” organizada como todos los años por Luis Paadin y su equipo, en la que se entregan los premios a los vinos destacados por su calidad. Es el primer año que asistimos, y tengo que reconocer que nos gustó mucho y sin duda volveremos. No obstante, tengo que matizar que, si bien el evento está organizado de forma impecable y es ideal para ir a catar con tranquilidad, este asunto de los premios a mí sigue sin gustarme un pelo. Algunos de los vinos que caté no me gustaron mucho, y otros que para mí eran de premio no se llevaron ni un aplauso. Como siempre sucede, esto termina siendo sumamente subjetivo y el veredicto es diferente dependiendo del paladar que la juzga. Aun así, considero que todo evento que comunica el vino, sobre todo gallego y durante tantos años con es este caso, e intenta llegar a todo apasionado de esta bebida suma para seguir creciendo. ¡Así que aplaudo y el próximo año intentaré volver!
La primera conclusión que saqué es que los vinos blancos en líneas generales me gustaron bastante más que los tintos, cosa que antes nunca me pasaba. Encontré un nivel muy equilibrado, ofertas más arriesgadas y con menos diferencias cualitativas entre todo lo ofrecido. De todos los blancos, los Godello de Valdeorras, para mi gusto, van un paso largo por delante. Luego los Ribeiro, que cada vez están mejor, y por último los Rías Baixas, que siguen estando muy buenos como siempre, pero que me han sorprendido poco (al menos lo que probé). Además, cada vez estoy más convencido que la gran parte de los vinos de las Rías Baixas deberían beberse a partir del segundo año de la cosecha, porque ganan mucho. Acepto críticas.
Otra de las conclusiones a la que llegué está relacionada con los vinos tintos. Personalmente, salvo algunos que ofrecen un perfil fresco, mineral y bien equilibrado (riquísimos), noto que en general están bastante “maderizados” y con un punto alto de alcohol que les está jugando en contra, ya que pierden esa finura y elegancia que siempre caracterizó a los tintos gallegos (principalmente los de la Ribeira Sacra). Si bien el cambio climático está incidiendo fuerte en la expresión del terruño, creo que algunos vinos tienen más de intervención del hombre que de climatología en su resultado final. Como dije antes, eso refleja una pérdida de identidad que no me gusta. Estas son mis apreciaciones particulares y entiendo que muchos no estén de acuerdo con esto. Todo es discutible en este mundo del vino.
BEBIDO RECIENTEMENTE
Luego de conocer personalmente a Orlando Lumbreras, y su proyecto con todo el porfolio, en el Simplesmente Vinho de Oporto, me hice con algunas botellas de los vinos que más me gustaron y que produce en Galicia en cooperación con pequeños viticultores. Hace unos días destapamos el primero VERTIXE 2016, un Mencía salvaje que surge de las uvas que nacen en la región de Quiroga-Bibei en los viñedos de José Aira y su familia. Para los que no lo saben, Vertixe en gallego significa Vértigo, que es lo que se siente cuando uno pisa los bancales de la Ribeira Sacra. Ni les cuento si además de pisarlos, debe trabajarlos.
Se trata de un Mencía honesto, austero, filoso, salvaje y con alma y cuerpo artesanal. No sobran los aromas, ni lo colores, ni los sabores, pero tampoco faltan. Es de esos vinos que uno en la medida que los va bebiendo lo disfruta cada vez más, sin tener muy claro qué es lo que te enamora de él. En palabras de Orly por Instagram: “Vertixe ensambla la sensibilidad de María, la eficacia de Antonio y la ilusión de Mila. El latido de la familia” No tengo dudas de sus palabras. Si lo encuentran, se los recomiendo. Un tinto, puesto en escena por Orlando Lumbreras, pero con alma puramente gallega.
De uno de mis viajes a Portugal me traje un par de botellas de vino de las Islas Azores. Un grupo de islas, de origen volcánico, que forman una región autónoma localizada en el medio del Océano Atlántico. La región productora más importante se encuentra en la Isla de Pico, y a los pies del Volcán de Pico, se localizan los viñedos que han sido declarados por la UNESCO como Patrimonio Mundial de la Humanidad en el año 2004. De allí viene este TINTO VULCANICO de la añada 2017, un tinto joven sin paso por madera mezcla de cepas Aragonés, Agronómica, Castelão, Malvarisco, Merlot, Touriga Nacional, Saborinho y Syrah entre otras, producido por Azores Wine Company (AWC) bajo la Indicación Geográfica Açores.
Se trata de un tinto de baja graduación alcohólica (solo 11,5 % Vol.), pero lleno de matices, que me dejó con la boca abierta. Fresco, fruta roja, salino, balsámico, mineral y muy equilibrado…. Los amantes de los caldos poderosos, con alcohol, madera y taninos, abstenerse porque este no es su vino. Para los demás, todo una gozada!
No recuerdo su precio, creo que fueron sobre los 15€, pero aún si es más vale la pena pagarlos. Un lujo proveniente quizá de unos de los lugares más extraordinarios del mundo vitivinícola. Voy a seguir de cerca el proyecto de AWC, porque tiene muy buena pinta!
Por hoy lo voy a dejar aquí… dentro de unos días, espero que no muchos, les cuento otras cosas. No obstante, pueden seguirme en Instagram @Rumbovino que allí publico mucho más que aquí, pero con menos letra!
Buena vida y naturales vinos,
Salutes!
Rumbovino
Casi 9 años difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable.