Muchas veces, también, suelen darse estos yerros en aquellas etiquetas que, por los motivos que sea, solo alcanzas a beber una sola copa y quieren los astros que uno no tenga el día para reconocer calidad en el caldo… En cualquiera de los casos no es justo para el vino, ni para quien considera que este humilde aficionado (identificado en mi persona) puede aportarle alguna idea a la hora de elegir qué beber en alguna ocasión.
Ya ven, a la hora de describir un vino, si no se hace en condiciones adecuadas, es más probable fallar que acertar. Sin embargo, ocurre que a veces un vino, habla alto y fuerte con una sola copa… y en ese caso se encienden las alarmas y el asunto es cosa seria.
Algo así me pasó ayer con una etiqueta de las tantas que suelo probar con mi amigo Rafa en las Delicias del 69 en Lugo (buenos vinos, siempre acompañadas de un buen Jazz de fondo hacen de esa vinoteca la mejor de la ciudad amurallada, con gran diferencia). Rafa es un tipo inquieto y busca siempre cosas nuevas que agregar a su tienda… Dicen que el que busca encuentra y como es un tipo al que además le gusta compartir; cuando encuentra, cada botella que recibe la destapa para que los amigotes que lo visitamos con cierta frecuencia podamos opinar.
Así que ayer por la mañana quedamos en probar un par de etiquetas nuevas. Debo reconocer que ambas me gustaron, pero una de ellas me conquistó al momento, y solo bastó una copa…
Se trataba de un tinto de la DO Costers del Segre que elabora la Bodega Mas Blanchi I Jové. Un corte de Tempranillo (40%) Garnacha negra (35%), Cabernet Sauvignon (15%) y Merlot, que lleva por nombre SAÓ ABRIVAT 2010.
La uvas son obtenidas de viñedos trabajados en forma orgánica (tienen la certificación desde el año pasado), plantados sobre suelos arcillosos-calcáreos. Es criado durante 12 meses en maderas francesas y americanas en mayor porcentaje. Esta es una info que saqué de la web, como para presentar el vino y ponerlo en situación. Pero pueden visitar este link e informarse del proyecto en profundidad.
Cualquier vino que ofrece tanto en nariz, me asusta al meterlo en la boca. No quiero que me defraude (ya me ha pasado varias veces). Pero como debe ser, este no fue el caso. La boca era franca, igual de compleja y con mucha frescura que sostenía ese sabor levemente goloso que aporta el roble americano pero que en su punto justo no me disgusta. Maduro, redondo, largo, exquisito. La mala definición de vinazo le queda que ni pintada.
Luego pregunté cuál era su precio. Rafa, esbozando una leve sonrisa, me dijo… sobre los 11 euros. Me dieron ganas de abrazarlo.
Así que ayer por la mañana quedamos en probar un par de etiquetas nuevas. Debo reconocer que ambas me gustaron, pero una de ellas me conquistó al momento, y solo bastó una copa…
Se trataba de un tinto de la DO Costers del Segre que elabora la Bodega Mas Blanchi I Jové. Un corte de Tempranillo (40%) Garnacha negra (35%), Cabernet Sauvignon (15%) y Merlot, que lleva por nombre SAÓ ABRIVAT 2010.
La uvas son obtenidas de viñedos trabajados en forma orgánica (tienen la certificación desde el año pasado), plantados sobre suelos arcillosos-calcáreos. Es criado durante 12 meses en maderas francesas y americanas en mayor porcentaje. Esta es una info que saqué de la web, como para presentar el vino y ponerlo en situación. Pero pueden visitar este link e informarse del proyecto en profundidad.
En la vista mostraba sus 5 añitos. Los rubíes vivos levemente atejados predominaban. De capa media, buen brillo y limpidez. Glicérico. Buenas piernas, sugerentes, atractivas. Hablo de las piernas del vino, eh!
La nariz estaba impecable y de volumen alto. Al principio asomaban algunas notas de evolución que enseguida dejaban paso a la alegría. Creo que es un vino para una nariz especial, de esas que tienen mucha sensibilidad, porque la mía es un poco remolona y seguro se perdió gran parte de la fiesta. Aún así, mostró mucha complejidad. Frutos rojos y negros maduros, mermeladas, especias (pimienta, canela), balsámicos (mentolados), minerales (arcilla quizá?), cuero, tabaco, chocolate, y mil cosas más… Lo mejor es que estaban integrados, perfectamente… Aparecían juntos, pero se diferenciaban también por separado. No sé bien cómo explicarlo, pero en conjunto sonaban a la perfección.
Cualquier vino que ofrece tanto en nariz, me asusta al meterlo en la boca. No quiero que me defraude (ya me ha pasado varias veces). Pero como debe ser, este no fue el caso. La boca era franca, igual de compleja y con mucha frescura que sostenía ese sabor levemente goloso que aporta el roble americano pero que en su punto justo no me disgusta. Maduro, redondo, largo, exquisito. La mala definición de vinazo le queda que ni pintada.
Luego pregunté cuál era su precio. Rafa, esbozando una leve sonrisa, me dijo… sobre los 11 euros. Me dieron ganas de abrazarlo.
Como decía Quino en una de las tiras de Mafalda. Voy a cometer la “gafé” de decir que la etiqueta que eligieron no me ha gustado mucho. Solo para que nadie piense que soy amigo de quienes lo elaboran… Nada más que por eso.
Gracias por leernos,
Salutes, Rumbovino.
Difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo responsable y moderado.
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