Aquellos que estén ligados aunque sea mínimamente al mundo del vino - y con mínimamente por ejemplo quiero decir haber comprado alguna vez una botella y detenerse 2 minutos a leer su etiqueta - sabrán que Familia Zuccardi es un referente en Argentina desde hace muchísimos años. Es una bodega con un tamaño monstruoso -si es aceptable este calificativo- y además con uvas obtenidas de sus fincas propias produce millones de litros que van desde vinos sencillos para todos los días, hasta las más famosas etiquetas de alta gama premiados a nivel mundial!
Lo concreto es que hace ya dos años que la visitamos y escribo estas líneas rememorando los detalles que nos quedaron de aquella vez.
Fue en nuestro primer viaje a Mendoza en noviembre de 2008, fuimos con idea de hacer turismo paisajístico y además conocer algunas bodegas, aunque no sabíamos cuáles. Estuvimos dos días y el tercero emprendimos el regreso a casa no del todo contentos ya que al no reservar previamente, habíamos podido visitar muy pocas bodegas y aún teníamos esa espinita de que “algo nos faltaba”.
De regreso por la ruta 7 saliendo de Mendoza vimos el cartel que anunciaba Familia Zuccardi y –aunque buscábamos bodegas más pequeñas- decidimos tentar el destino.
Ya al llegar nos sorprendió la organización, los guardias del portón de entrada nos indicaron el estacionamiento, luego nos preguntaron los nombres, el motivo de la visita, nos cobraron $10 y allá fuimos… Claro, era temprano y no había nadie (las visitas normalmente llegan más tarde). Mientras esperábamos que llegara nuestro guía en el fabuloso wine shop, nos ofrecieron una copita de espumante riquísimo…entre tanto nos maravillamos con la exposición de pinturas de autores locales que se encontraba en el salón principal. Hasta el más mínimo detalle estaba cuidado.
Como dije, era temprano y estábamos solos con el guía, lamentablemente no puedo recordar su nombre, pero sí recuerdo que nos ofreció una de las visitas que más me ha gustado y disfrutado de todas las bodegas que hemos visitado. Agarró dos copas de cata y salimos a recorrer las instalaciones… vimos todos y cada unos de los rincones de este “monstruo”, nos contó aspectos ligados a la producción desde la cosecha a la botella y la estiba, todo un lujo.
Luego llegó la frutilla del postre y comprendí a qué se debía la presencia de las copas en su mano durante toda el recorrido… nos ofreció una degustación de sus vinos directamente desde los tanques de acero inoxidable (nos dijo que no es lo habitual hacer ese tipo de degustación, pero el momento acompañó)…probamos de todo, lo de abajo y lo de arriba, recuerdo perfectamente el aroma que dejó en la copa el Zuccardi Z luego de beberlo, nos llevó a una sala pequeña con tanques de mediano tamaño y nos ofreció degustar vinos elaborados con cepajes no habituales que la bodega prueba elaborar, para luego sacar al mercado excelentes varietales que no se producen en el país. Todos conocerán los Zuccardi textual y los San Julia Innovación. Un lujo para los que gustamos probar cosas diferentes a las ya comúnmente establecidas.
No recuerdo cuántos ni qué probamos, eso es lo que menos importa, pero al salir de allí y finalizar el recorrido exultantes y repletos, supimos por qué razón esta bodega se encuentra a la vanguardia de todas las demás y entendimos que una visita de esa calidad solo la pueden brindar bodegas como Familia Zuccardi.
Muchas gracias gente y hasta otro momento, esperemos que pronto!
RUMBOVINO
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