El comienzo…
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Saint-Guilhem-le-Désert. (tomada de la web) |
… De camino al mar, desde Aveyron, nos desviamos unos kilómetros para conocer Roquefort-sur-Soulzon. Allí visitamos Société, una de las siete empresas que producen el mítico queso de la AOC Roquefort, elaborado exclusivamente con leche de cabra. Sus cuevas naturales, generadas por movimientos tectónicos hace millones de años, alcanzan los 11 pisos de profundidad y sus corrientes llamadas “Fleurines” generan un microclima de temperatura y humedad adecuados para el crecimiento del Penicillium roqueforti , hongo que entrega ese toque inigualable a estos productos. Quién me iba a decir que alguna vez iba a conocer Roquefort!!??
Al finalizar la visita, degustamos el Roquefort 1863 (clásico), el Baragnaudes (muy suave y cremoso) y el Templarios(el más fuerte de los tres), junto a un pan casero exquisito… Con el estómago lleno, y felices, retomamos la senda al mar…
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Société. Roquefort. (tomada de la web) |
Unos 30 kms antes de Montpellier el calor se hacía notar, el sol brillaba sin nubes y los viñedos de la región Languedoc-Roussillon comenzaron a aparecer… cantidad de hectáreas de viñas acompañaban el camino. El viaje hasta allí venía perfecto, sin embargo equivocamos una salida y caímos al interior de Montpellier.
Las complicaciones…
Una gran ciudad cercana al mar y en pleno mes de Julio, es imposible! Nos bastaron 45 minutos de vueltas y vueltas, siguiendo colas de autos sin saber dónde íbamos como para enloquecer. Nos vamos de acá urgente, para un lugar más tranquilo… no importa dónde!
Decidimos regresar por la costa con destino a Beziers (capital del vino de la región de Languedoc). En el camino, ya sobre las 7 de la tarde, nos encontramos con un camping rodeado de viñas. Pertenecía a Loupian, un pequeño pueblo a dos kilómetros del Mediterráneo, al ladito de Mèze.
Allí paramos a hacer noche… al otro día, temprano, seguiríamos acercándonos a España por la costa, pero… es caprichoso el azar!
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Viñedos de Languedoc-Roussillon. (web) |
Aquella noche en el camping cenamos como casi siempre, quesos y vino. Tres quesos exquisitos: Fromage Vieux Pane (un queso de pasta blanda y una costra color gris y muy olorosa), un Mimolette ½ Vieille (pasta semidura color naranja, mezcla) y un Fromage Maasdam. Acompañamos con un Terrases de Maynard AOC Saint-Chinian-Roquebrun, de 14% vol., corte de tres de las cepas tintas que reinan en esta región, Syrah, Grenache y Mourvèdre.
A partir de esa noche nos habíamos propuesto anotar todos los vinos y quesos que tomásemos… por holgazanes no lo hicimos antes, jejejeje.
Más complicaciones…
Tras una noche de mucho viento, donde la carpa bailó bastante, a las 7 de la mañana abrimos los ojos para salir temprano… La sorpresa fue inmensa cuando vimos que a ambos lados de las paredes de la tienda había dos rajaduras hechas con trinchete!! Nos habían ROBADO durante la noche... Los dos bolsos con todo: Pasaportes, dinero, cámara de fotos (por eso no tenemos ni una sola foto del viaje), los teléfonos, y las llaves del auto alquilado entre otras!!
Sin absolutamente nada de dinero y sin hablar una papa de francés comenzó la odisea… Es largo de contar todo lo que pasó esa mañana interminable…, pero ese hecho detestable nos cargó de bronca, rabia que afortunadamente fue pasando gracias, sobre todo a un gran tipo llamado Fulgence, que fue la primera persona que vimos tras el incidente y que nos auxilió inmediatamente. La bondad de este hombre y su familia nos reconcilió con el ser humano…
Fulgence hablaba bastante bien Español, su carpa estaba frente a la nuestra y fue él quien nos guió en todo el periplo de denuncias y embajadas…
Los problemas se sumaban, ya que además tampoco teníamos más que la ropa puesta, y desde España nos avisaban que la llave que enviarían por correo demoraría sobre una semana en llegar! Ya ven como estaba el asunto… hasta nos vimos reflejados con Tom Hanks en la película La Terminal jejejeje!
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Bar del camping de Loupian. Allí trabaja Amparito |
El camping era municipal, y hasta el alcalde se acercó para preguntarnos qué necesitábamos… a esa altura ya éramos famosos! Al menos en Loupian.
Uno de los temas se resolvió rápido. Comeríamos en el bar-restaurante del camping. Allí, en el restaurante, aparece otra persona fundamental en esta historia, Amparito. El destino nos hizo conocer a esta maravillosa mujer, quien sería hasta el día que nos fuimos, nuestra hada madrina…
De origen español, igual que Fulgence, Amparito habla castellano casi perfectamente. Y durante los meses de verano, lleva el bar junto a su familia. Secundada por la inolvidable Michelica, la cocinera, en ese bar de camping se puede probar las más ricas exquisiteces de la comida francesa que uno pueda imaginar…!!
Esa misma noche colaboramos con ellas sirviendo mesas en una fiesta Country que organizó… El lugar estallaba de gente, las bailarinas eran unas chicas del pueblo y la verdad es que le pusieron una onda bárbara, y la comida… uuummm…, fue extraordinaria… mejillones al vapor acompañados de una salsa con toques de comino que estaba buenísima.
Aquella fiesta, de la primera noche tras el robo, nos sirvió para desconectar y entender que lo mejor que podíamos hacer era intentar disfrutar de los días que nos quedaban por delante, mientras aguardábamos que llegue la llave desde España. Allí teníamos el resto del dinero y la ropa…
Las cosas mejoran…
Amparito y su familia son productores de Ostras y Mejillones… así que nuestras comidas consistían principalmente en estos moluscos bivalvos. Por primera vez en nuestra vida probamos las ostras… una noche nos las prepararon de tres maneras diferentes:
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Tomadas de la web |
Primero al natural, dos para cada uno, acompañadas de dos copas de vino blanco del país que elaboraba un amigo de Amparito en una bodega cercana. Las ostras crudas saben a mar, puro mar… un sabor diferente a cualquier otra que hayamos probado antes. Quizá lo más rico que probé en mi vida (Andrés)! Ostras con limón y vino blanco francés a la luz de la luna… casi como en un cuento.
Luego vinieron dos variantes horneadas, cubiertas con diferentes salas. Esta vez, acompañadas de dos copas de vino de la misma bodega, pero tinto. Gloria bendita!! Quién dice que no se pueden comer ostras con vino tinto?
Otras veces cenamos mejillones elaborados de diferentes maneras, mayoritariamente acompañados de una cerveza regional liviana, con bajo alcohol, fresca y con notas de limón, que maridaba a las mil maravillas.
Y una noche, la última que cenamos allí, Michelica nos hizo una sopa de pescado al estilo francés… Nos trajeron un cuenco de barro profundo con un caldo espeso color marrón que olía a mar y peces… (se utilizan diversos tipos de pescados para hacer esta sopa). Además un plato con trozos de pan tostado, un platito más pequeño con una salsa, parecida a la mayonesa, pero con ajo (tipo alioli) y queso rallado. La sopa se comía así:
Se unta el pan tostado con bastante salsa y luego se coloca sobre la sopa. Se deja embeber en el líquido hasta que está casi sumergido y luego se carga en la cuchara y se come todo junto… Una verdadera maravilla!!
Esa noche acompañamos con un tinto de la región que le quedó a las mil maravillas. Los vinos jóvenes que probamos fueron frescos, frutales, levemente ácidos y con un toque mineral muy particular. Interesantes… una grata sorpresa, porque esperábamos otra cosa.
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Sète, panorámica de la ciudad. (tomada de la web) |
Cada día, Amparito nos preparaba un recorrido para hacer en bus… Llevábamos el sanguchito y salíamos de paseo… Así conocimos Sète, a 18 kilómetros de Loupian… una hermosa ciudad con canales y casitas de diferentes colores con un toque a Venecia, pero limpia…hermosa. Saint-Guilhem-le-Désert, un poblado medieval… casi con seguridad el más hermoso de todos los que visitamos en este viaje… Recuerdo que compramos un pedazo de pan casero y un queso riquísimo en una feria de un pueblito que pasamos. Lo comimos a la sombra, sentados en la plaza del pueblo, admirando el paisaje.
Es que uno puede pasarse la vida recorriendo los pueblos de Francia sin cansarse!
El desenlace…
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Pèzenas, sus pequeñas calles rebosan de artistas (foto tomada de la web) |
Finalmente conocimos Pèzenas, un pequeño y hermosísimo pueblo que se encuentra a 30 km de Loupian. Acá, al regreso, nos equivocamos de autobús y tomamos uno que nos dejó en Méze, a dos kilómetros del camping…
En primera persona (Andrés). … Hacía calor, pero el sol estaba hermoso y eran las 6 de la tarde, así que decidimos volver caminando. Llegando al camping, a orillas de la ruta, reconocí la funda de mis lentes… cruzamos corriendo enfrente y en la cuneta, entre los pastos, los encontré. La emoción nos empujó a saltar la cuneta y trepar la pequeña tapia que separaba los viñedos de la ruta… allá, a unos 20 metros, entre las vides estaba mi bolso.
Me arrastré por debajo de los alambres que sostenían las plantas hasta que llegué hasta el bolso. El corazón me iba a mil… estaba todo, casi todo, el dinero no importaba ya… Lamentablemente las cosas de Noemí nunca aparecieron!
Esa tarde pudimos abrir el coche, cambiarnos de ropa y abrazarnos con la gente que nos cuidó tanto como si nos hubiésemos conocido de toda la vida…
El final…
Ya ven, es caprichoso el azar. Uno no sabe cuándo ni dónde el destino te devuelve lo que te quitó y con intereses… hicimos amigos, grandes amigos y tuvimos un viaje que nunca olvidaremos!
A Fulgence, su esposa Danielle y sus hermosos nietos. Amparito, Gauthier, Andrey, Didier, Michelica y la preciosa Margot (nieta de Amparito) un GRACIAS interminable…
… Y todo nuestro corazón Argento y Español.
En la próxima nota, hablamos de Languedoc-Rousillon. Una región y unos vinos para tener muy presentes!!
Salute, Rumbovino.