Un blog de vinos por aficionados, para aficionados. Mas que un blog, nuestro cuaderno de notas.



Mostrando entradas con la etiqueta Vinos de Francia. Mostrar todas las entradas
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01 octubre, 2019

Un paseo por la Alsacia

Cuando uno cree que en este mundo del vino, en lo que a paisajes se refiere, lo vio casi todo, viaja a la Alsacia y se deslumbra. 

Me confieso un enamorado de Francia y de sus vinos, para qué negarlo. Me encanta pasear por la campiña, caminar los pequeños pueblos desperdigados por el camino, las vistas de los viñedos, sus paisajes y sus Chateaus… pasear el país galo, para mí, es un placer que cada tanto repito (cuando el tiempo y el dinero lo permiten, como hace todo el mundo). Aún así, con todo este background francés que tengo encima, luego de decantar lo que traigo en mi recuerdo de la Alsacia se me acaban los adjetivos para calificar esta región. Tanto en vinos, como paisajes y ciudades, la Alsacia es una auténtica maravilla. 



¿Los vinos y las uvas? Extraordinarios. Todos los que probé, y fueron muchos (como debe ser para hacerse una idea lo más representativa posible). Si hablamos de cepas, las blancas se llevan la palma y las hectáreas, y de ellas los galones los carga la magnifica Riesling, con permiso de Gewurztraminer, Pinot gris (sorprendentes) o Pinot Blanc. Puedo escribir un libro si me pongo en tema, así que, si quieren disfrutar de blancos extraordinarios, cada uno en su estilo, pero siempre cargados de frescura y mineralidad, este es su lugar. Sin embargo, como me reconozco un enamorado de Francia, lo soy también de la Pinot Noir, y allí, aunque en menos proporciones, he probado auténticos “pinotasos”. Frescos, minerales, elegantes, frutados, puro lujo.

Lo suyo en el tema vino es sencillo: visitas las bodegas repartidas por los pueblos (todas tienen su pequeña tienda y ofrecen todo lo que producen) y allí pides lo que quieras probar (la media de la copa de vino en la bodega cuesta alrededor de 3 €). Si no, compras algunas botellas (el precio varía entre añadas y vinificaciones, pero puedes llevarte muy buenas cosas por un precio que ronda entre los 10€ y 20€) y las degustas en el hotel mientras cenas cualquier cosa (la comida alsaciana no pasará a la historia, pero sus precios sí, bastante cara). Nosotros la mayoría de las veces lo hicimos así… compramos botellas diferentes y a probar acompañando un pizza o hamburguesa. 

Pinot Gris... sorpresa para mi, unos blancos vibrantes y elegantes únicos

¿Qué bodegas visitar? Nosotros fuimos con todo estudiado previamente, pero al llegar allí nos sorprendió tanto la cantidad de bodegas que había, que resolvimos ir a la aventura y sorprendernos. Es la mejor forma… o al menos la que más se disfruta. En general buscábamos los vignerones independientes o los productores de vinos biológicos o biodinámicos (están perfectamente señalizados a la entrada de la tienda o bodega). ¡Lo más curioso es que suelen ser lo que tienen precios más bajos!

¿Con respecto a los viñedos? Nuestra recomendación es perderse y disfrutar como niños. Más que viñedos son jardines dispuestos a los pies de la colina, entre los pueblos, uno más bonito que otro. Hay caminitos que te llevan de un lado a otro, todos indicados, pero si te pierdes, ¡Mejor! 



¿Qué es lo más bonito? Los pueblos y ciudades…. Una hermosura, difíciles de describir, hay que verlos. Pueblos medievales, a veces no más grandes que 30 o 40 casas, inundados de flores que nuestras retinas no alcanzan a analizar. No se pueden perder Ribeauvillé, Eguisheim, Turckheim, Kaysersberg o Riquewihr por mencionar algunos de ellos. En ciudades algo más grandes, pero caminables como un pueblo, Colmar es hermosa y más enófila que Estrasburgo, pero esta última es para mí una de las ciudades más hermosas que he visitado en Europa. Nosotros hicimos base logística en Estrasburgo y creo que fue un total acierto, tienes todo cerca (incluso la Selva negra en Alemania a 45 minutos, imperdible si andan por la Alsacia) y nunca te cansas de perderte por sus calles y canales.

¿Precios? Hay de todo, en general todo es bastante más caro que en España (lógicamente) pero se puede hacer turismo económico cuidándose un poco, sobre todo a la hora de comer o cenar fuera, ya que puedes dejar uno o dos riñones en algunos lugares. Fuera de esos grandes lujos, a mitad del día en cualquier terraza, un flambee (una especie de pizza muy finita, exquisita) y una copa de vino o cerveza te permitirá disfrutar si dejar maltrecho el bolsillo. 



Y aquí lo dejamos…o me pondré pesado. Si están pensando en visitar la Alsacia, ni lo duden, no se van a arrepentir. Y si además es amante del vino, el disfrute será el doble. Extraordinario viaje que esperamos repetir algún día.

Salute!

Rumbovino
9 años comunicando sobre vinos, paisajes y bodegas. A favor del consumo moderado y responsable

01 octubre, 2018

El post del Malbec Francés que algunos leerán

Que la uva Malbec se conoce en todo el mundo vitivinícola asociada al nombre de Argentina ya no es novedad para nadie. Al sur del mundo se ha adaptado a la perfección y los argentos la hemos interpretado tan bien que hasta hemos tocado el cielo con los maravillosos 100 puntos Parker que nos faltaban. Demás está decir que los bebedores de medio planeta se rinden a nuestra cepa estrella, hasta el punto que ya ha pasado a ser casi más emblemática que el tango o el bendito fútbol que últimamente anda de capa caída.

Pero lo cierto es que esta uva, al igual que cualquier vino, tiene una historia detrás, un pasado que la liga a un lugar en el mundo, a un origen. La Malbec es de Francia, pero específicamente de un origen más pequeño, la región de Cahors, seguramente desconocida para muchos de los grandes bebedores porque hablar de Francia es decir Borgoña, Burdeos, Cot Du Rhone o Alsacia ¿Pero Cahors? Pues de allá viene nuestra Malbec y, cada tanto, a pesar del océano que me separa de ella, me gusta retornar a sus orígenes para no olvidarme de dónde viene y seguir de cerca hacia dónde va.

La Auxerrois (nombre de la Malbec en lenguaje local) en su tierra se parece poco a la que se da en Argentina, lo que es lógico de esperar aunque haya quienes se empeñan en compararlas constantemente. Cahors es una meseta alta (aprox. 300-350 msnm) de terreno fundamentalmente calizo, que de no ser por la vid y la trufa sería un desierto. Su clima es Atlántico sin fríos ni calores extremos, por lo que el resultado final de un Malbec de Cahors, elaborado sin intervenciones exageradas, es un vino con menos grado alcohólico, menos fruta madura, 
más floral y mineral, de mayor acidez e infinitamente menos dulzura (cosa que agradezco mucho).

En nuestro último viaje a Francia, además de un hermoso viaje, nos trajimos unas cuantas botellas diferentes, todas recomendadas por gente de vino. Entre ellas vinieron varios Malbec de Cahors (pedimos especialmente vinos de allí). Luego de descansar un añito y algo tras el viaje, el fin de semana destapamos el primero de ellos. Su nombre lo dice todo.

Imagen original de Rumbovino


Este vino de Château Combel-La-Serre procede de uvas Auxerrois obtenida de diferentes viñedos con certificación orgánica de una media de edad de 35 años, sobre suelos arcillo-calcáreos, localizados en los alrededores de la Villa de Cournou. Tras la vendimia se fermentan con levaduras indígenas en tanques de cemento utilizando un 20% de racimo entero. Posteriormente se cría también en tanques de cemento sobre sus lías durante el invierno y finalmente se embotella. Graduación alcohólica 12,5% Vol.

Mi opinión subjetiva me indica que LE PUR FRUIT DO CAUSSE es una auténtica joya, puro jugo de Malbec Francés de excelente pureza, frescura, equilibrio y complejidad (notas de violetas, ciruelas frescas, tiza y sutil herbáceo). Ni le sobra ni le falta nada. Sin contar el vino de maceración carbónica que está fuera de DO, esta es la gama más baja de la bodega y no supera los 8,5€
. Un tinto extraordinario para conocer la otra cara de la Malbec y para no dejar de beber. En serio, para no dejar de beber!

Buena vida y naturales vinos,

Salutes, Rumbovino.

8 años difundiendo la cultura del vino, en favor del consumo moderado y responsable

04 junio, 2018

Estamos sobre la arena. Natural del Loira

Si cualquiera de ustedes hace unos años atrás me hubiese dicho no solo que iba a beber un tinto de 11 grados de alcohol y me iba a encantar, sino además que iba a pagar por él le hubiese dicho que estaba totalmente loco y que no tenía ni idea de mis gustos ni de vino. La primera parte podría haber sido verdad porque mis gustos han cambiado claramente, pero la segunda no habría estado más lejos de la realidad. 

Así de fantástico es este mundo del vino y por eso me apasiona. Porque no deja de sorprenderme y porque no dejo de sorprenderme a mí mismo. Vi-na-zo natural del Loira! Puro Cabernet Franc con 4 años a cuestas y solo 11 graditos. Puro terroir, no apto para los buscadores de maderas, barnices y expresiones exuberantes. El que avisa no es traidor!

No soy un experimentado en esto de los vinos naturales ni mucho menos, pero que los franceses van a la vanguardia no es noticia, y que de ellos los vignerons de la zona del Loira tienen mucho peso específico lo debe saber casi todo el mundo. ON EST SU L'SABLE  2014 ("Estamos sobre la arena", según la traducción de mi compañero Lamas) es un tinto que elabora Laurent Lebled en su bodega A LA VOTRE (Valle de Loira, Touraine, Savigny en veron) con 100% Cabernet Franc procedente de viñedos de entre 50 y 70 años sobre suelo de arena y limo, cultivados de forma orgánica, sin utilización de productos químicos y sintéticos de ninguna naturaleza. 






El proceso de elaboración es simple, tras la vendimia se realiza una primera maceración carbónica durante 17 a 21 días en depósitos de hormigón, luego la fermentación alcohólica con levaduras autóctonas, final de fermentación alcohólica y maloláctica en depósitos de fibra. Por último se somete a una crianza de 6-8 meses en depósitos de fibra. 




Color rubí teja de capa media baja. Lágrimas densas y finas dan muestra de su carga glicérica y lo suyo no es justamente la limpidez ya que su aspecto ligeramente turbio indica que no se filtra en absoluto (hay quienes no aceptarían este ¿defecto?). La nariz es exquisita y compleja, pero necesita aire para abrirse. Las notas minerales siempre presentes se acompañan de las piracínicas (su origen se expresa claramente), florales (rosas), hierbas frescas y cítricas de naranja amarga. En boca es franco con lo que anticipa su fase olfativa, directo, vertical, con mucha frescura y una acidez perfectamente equilibrada entre sabores herbáceos y de fruta roja jugosa y expresiva. Tinto mineral de principio a fin que invita a beberse la botella de una sentada sin siquiera darse cuenta.

Como dije al principio del post, los buscadores de vinos con madera y fruta madura por bandera, abstenerse porque no es un tinto para ustedes… Pero si quieren pureza, terruño y un poquito de riesgo, ni lo duden e inviertan unos 13,5 € porque estoy seguro que no los dejará indiferentes.

Buena vida y naturales vinos.

Salutes, Rumbovino.

Casi 8 años difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable

21 agosto, 2017

El Valle del Loira. #MiPrimeraVez con el vino. Diez años después

El Valle del Loira es sin dudas uno de los más hermosos de toda Francia. Salpicado de majestuosos palacios renacentistas y castillos medievales a lo largo de toda la ribera del río, este lugar es una auténtica maravilla para conocer y disfrutar. Uno podría pasearse un mes entero de un lado a otro recorriendo cada rincón sin cansarse, siempre acompañado de la florida campiña francesa y de los encantadores pueblos que atraviesa cualquiera de los caminos que escoja para uno para moverse. Andar estos lugares les aseguro que es un placer.

Pero el Valle del río Loira además de paisaje y palacios es vino en estado puro. Y de esto quiero escribir hoy.

Es una región que actualmente ostenta mucho menos nombre y glamour que Burdeos o Borgoña, pero que produce vinos de calidad desde la Alta Edad Media y en su momento fueron de los más famosos de todo Francia e incluso de Inglaterra. Esta zona está localizada más al norte de Burdeos, se extiende a los márgenes del río Loira desde el Atlántico junto a la ciudad de Nantes, hacia Orleans, y desde aquí hacia el sudeste, hasta los límites de Borgoña, al norte con Chablis y al sur con Beaujolais y el principio del Ródano norte. Debido a su extensión el clima es bastante cambiante, aunque en general es menos calurosa, algo más húmeda y con suelos diversos que van desde calcáreos (nunca vi tanto suelo calizo junto) hasta arcilla, arena, grava, sílex o esquistos. Por clima y terruño se caracteriza por producir vinos frescos y elegantes, aunque el cambio climático también ha mutado esta región y el perfil de a poco va cambiando. 


En elaboración de vinos blancos, su principal producción, sorprende con la uva Chenin Blanc (bastante escasa en casi todo el mundo) y la Sauvignon blanc. No obstante en tintos hay una cepa que es la reina indiscutible, la Cabernet Franc. Está presente en casi el 100% de los vinos que se elaboran en esta región. Fundamentalmente se produce en los alrededores de Chinon y Saumur.


¿Tiene que ver esto que les cuento con la propuesta de AWB? Sí y mucho. Haciendo repaso de mi vida ligada al mundo del vino no tuve ninguna duda a la hora de seleccionar sobre qué iba a escribir porque fue ahí, en el Valle de Loira, donde me uní a esta bebida definitivamente. Este lugar plantó la semilla de lo que luego fue Rumbovino. Sin dudas fue #MiPrimeraVez con el vino.

Hace exactamente diez años cuando visitamos el Valle del Loira por primera y única vez hasta hoy. Recuerdo que con un magrísimo presupuesto nos pasamos 9 días recorriendo castillos y el único “lujo” que nos dábamos era el descorchar un vino diferente cada noche para acompañar quesos, salames y sardinas que era la cena estándar de todos los días. Fue un viaje definitivo…..Desde que nos fuimos en mayo del 2007 quise volver. Nos quedaron muchas cosas pendientes, como en cada viaje que hacemos. Dicen que en los lugares que te gustan mucho nunca debes visitarlos completos, ya que hay que dejarse una excusa para poder volver. Y así fue. Volvimos tras 10 años. Ya no somos los mismos, pero fue como aquella primera vez. Fueron tan solo dos días de regreso de la Bretaña, pero igualmente intensos y emocionantes. 




Hicimos campamento base en Angers, hermosa ciudad llena de vida, con fantástico Château que no se deben perder. Con un calor criminal (muy raro en esta región donde brilla el sol pero el calor nunca sofoca) anduvimos los dos días sin parar. Con el objetivo de no prolongar la agonía de los lectores solo voy a contarles las visitas a las bodegas excavadas en la montaña. Uno de los atractivos ligados al vino más interesantes que les recomiendo en esta región y que nos quedó pendiente aquella vez.

El segundo día aprovechando la frescura de la mañana, salimos tempranito del hotel y tomamos la carretera D-952 bordeando el río Loira hasta Saumur (un trayecto magnífico para hacer con calma disfrutando cada kilómetro). Dimos un paseo por este pintoresco pueblo con un hermoso Castillo y desde allí seguimos camino a Chinon. Si bien todos los pueblos del Valle del Loira viven de la cultura del vino, es en este camino en concreto (desde Saumur a Chinon) donde quizá se encuentra la mayor cantidad de bodegas excavadas en la roca caliza. Solo es cuestión de elegir dónde uno quiere parar. Todas están abiertas al público. Ninguna cobra la visita y la cata siempre es gratuita. Si el vino te gusta puedes comprar y si no, simplemente puedes visitar las cuevas y seguir tu ruta sin problemas. Es así, los viticultores viven de vender su vino, no de las palabras de un guía o de las obras faraónicas diseñadas por un arquitecto de renombre.

Visitamos dos bodegas troglodíticas (se publicitan así). Muy distintas una de otra. La primera Domaine Filliareau 
localizada en la zona tintorera por excelencia de Saumur-Champgny era un auténtico palacio excavado en la roca caliza. Actualmente ya no elaboran su vino allí. Solo quedan recuerdos de lo que fue, pero hay que verlo porque vale la pena. La sala de ventas estaba al lado. Allí catamos varios vinos, uno mejor que otro (¿el lugar ayuda a vender? Puede ser. Pero los vinos estaban soberbios. Frutas, hierbas, frescura y mineralidad para regalar).

La segunda que visitamos estaba ubicada a solo 1 km de Chinon, Cave Monplaisir, nos dejó boquiabiertos. Hace más de 100 años que se elabora el vino en ese lugar. Antiguamente fue una cantera de donde sacaban la piedra caliza para la construcción de casas y palacios. Fuera hacía 35 grados. Dentro, solo 12. Al igual que antes, la visita fue gratuita. Nos indicaron por donde debíamos entrar y de allí a la aventura. Nos metimos en las entrañas de la montaña… en las cuevas que se extendían de un lado a otro como un laberinto lo primero que nos encontramos fueron vinos antiguos en estiba, botellas repletas de mohos que apenas dejaban ver el vidrio y que algunos de ellos llevaban descansando unos 40 años. Más adentro (o afuera, no lo sé, uno se pierde ahí dentro) llegamos a la sala de barricas. Inmensa, barricas viejas llenas de moho y otras más nuevas con menos moho y que aún dejaban ver el año de la cosecha que llevaban dentro (2014, 2015, 2016). Todos tintos. Todos Cabernet Franc, algunos nacidos de los viñedos que teníamos sobre nuestras cabezas en la zona alta de la colina y otros procedentes de viñas más bajas, pegadas al río sobre suelos de grava y arcilla. 



Al salir nos esperaba el dueño para hacer la cata. Un auténtico vigneron. No recuerdo el nombre la verdad, pero hablaba bastante bien el español así que además nos contó de cada uno de los vinos que degustamos (creo que fueron 6 o 7, todos con la impronta inconfundible y exquisita del Cabernte Franc del Valle del Loira). Habló de las fincas, del terruño, de la elaboración, la estiba…todo lo que se me ocurrió preguntar y pudo contestar. Un lujo, vamos.

Llegó la hora de irnos, aún nos quedaba el Chateau de Brézé 
por visitar(no se pierdan sus subterráneos) y luego desandar el camino a Angers. 

Esta vez, al igual que hacía 10 años, nos fuimos para volver. No sabemos cuándo, pero seguramente les contaré dentro de algún tiempo nuevamente #MiPrimeraVez en el Valle del Loira. 

Buena vida y buenos vinos,

Salutes. Rumbovino.

7 años difundiendo la cultura del vino

31 julio, 2017

Saint-Emilion, vino y mucho más...

Está claro que los todos los viticultores, enólogos y demás actores que forman parte del vino del nuevo mundo crecimos mirando al viejo mundo. Intentamos diferenciarnos con monovarietales, propuestas transgresoras y fantásticos terruños, pero desde el principio importamos sus cepajes autóctonos y seguimos sus pasos mirando a través del “charco”, siempre pendientes de lo que hacían y siempre dispuestos a aprender de los que más sabían del tema. Ellos saben por viejos, por sabios, no por otra cosa. Llevan haciendo vinos desde que nosotros andábamos en taparrabos, para qué negarlo. Y si de todo el viejo mundo hay que destacar un nombre o un lugar, estamos de acuerdo que son los viticultores y vinos franceses donde hay que dirigir la mirada. 




En lo personal, aprendí de vinos (si es que algo aprendí) leyendo y escuchando hablar de los famosos coupages de Merlot y Cabernet Sauvignon de Burdeos, los Pinots Noir de la Borgoña, los Chardonnay de Chablis, Syrah del Ródano y de los dulzores alsacianos. Así que desde que entré a este mundillo vinícola tuve ganas de conocer estos legendarios caldos y míticos terruños. Verlos, andarlos, olerlos, beberlos. Sin dudas era mi sueño y el de muchos otros.

Por esas cosas del destino y las decisiones que uno toma en un momento de su vida, hace 3 años vine a vivir a España y, desde aquí, estuve un poquito más cerca de Francia. Luego la rutina y el trabajo pusieron tierra y tiempo de por medio a este sueño hasta que finalmente, de regreso a Galicia de unas vacaciones, casi sin querer queriendo como diría el maravilloso Chespirito, pasamos un día en Saint-Emilion la meca de los vinos bordeleses…

En este pequeño pero hermosísimo y absolutamente recomendable pueblo medieval Francés se huele vino, se respira vino y se vive el vino como en ningún otro lugar que haya podido conocer hasta ahora. Aunque todo hay que decirlo, Saint-Emilion no solos es vino. Posado en un alto de piedra calcárea antiguamente lecho marino, sus construcciones y senderos son de pura caliza, dotándolo de un aspecto pulcro y reluciente a pesar de su edad. No hay que buscar mucho en las paredes de ladrillos calcáreos para encontrarse restos de conchas y caracoles formando parte de su estructura. No pueden dejar de visitar su Iglesia Monolítica (construida en una sola pieza sobre la roca escavada), las catacumbas subterráneas, la cueva donde estuvo y descansan los restos del Monje Emilion y la capilla medieval. Pidan las llaves del campanario, admiren las vistas y piérdanse entre sus callejuelas observando cada rincón. 



El pueblo está rodeado de cientos de pequeñas fincas de unas pocas hectáreas apoyadas sobre tierra casi blanca que hace que su vista desde abajo o desde arriba sea un verdadero espectáculo. En los alrededores de Saint Emilion hay más de 800 productores de vino regitrados. Se ven Chateaus a diestra y siniestra – todos o casi todos visitables para el turismo- y sus calles empinadas están abarrotadas de vinotecas ofreciendo cuanto vino uno sea capaz de asimilar. En la zona baja del pueblo, al igual que en antiguas épocas, encontramos vinos para todos los gustos. Pero en la parte alta, donde vivían los nobles separados de los plebeyos por una cadena que atravesaba la calle sobre un gran arco de piedra que decía hasta acá pueden llegar, uno puede encontrar vinotecas increíbles y todos los vinos de culto que imagina que existen o ha escuchado alguna vez. Un verdadero espectáculo para los amantes del vino. Hay que ir con dinero, eso sí. Quieres un Petrus, Latour, Margaux? Qué cosecha? Allí los tienes.

Estando por fin ahí, con un calor que quemaba todo lo que se cruzaba y con la sapiencia de que quizá durante un tiempo que uno nunca sabe cuánto será no podrá volver a verse en otra oportunidad igual, nos fuimos a visitar una Bodega. La elección fue conocer una cuyos vinos estén clasificados como Grand Cru Classé y además que realicen la visita en Español. Chateau Laniote cumplía ambas condiciones. Reservamos previamente y nos fuimos.


No voy a describir la visita, no tiene sentido contarla, hay que vivirla y tampoco pasará a la historia como la mejor de mi vida. Sin embargo me quedé con algunos datos tanto de la bodega como de la denominación que me resultaron muy interesantes y quiero transmitir.

Detalle de una piedra cualquiera
Poseen una finca de 5 hectáreas. Cada hectárea cuesta dos millones de euros. No hay ninguna posibilidad de comprar un centímetro de tierra por ningún lado. Solo se puede vender a quien pueda pagarla. Es casi imposible heredar a los hijos para que la cultiven porque los impuestos que tiene que pagar los herederos los endeudaría para el resto de sus días. 

Este Chateau produce vino desde 1821. La etiqueta de su vino es la misma desde hace más de 50 años. Solo se elabora un tinto con 80% Merlot y 20% Cabernet Sauvignon. Los precios de sus vinos dependen de la calidad del año. La peor de los últimos años, la del 2013 (27 euros la botella). Durante todo el proceso de vinificación el vino no se corrige en absoluto. Se embotella el año, con todo lo bueno y lo malo que pudo tener. La crianza siempre es de 12 meses en barrica francesa (obvio) nueva y de 2º uso. El 50% de las barricas se cambian cada año. Las últimas añadas dieron caldos de 15% Vol de alcohol. En los últimos 10 o 15 años subió el grado alcohólico en casi 3%. Probamos un 2012 (año calificado como bueno) y era una bomba atómica, con todo integrado pero con muchos años de vida para crecer. Estaba muuuy bueno! Todos los vinos que probamos en esta zona, y en general de Burdeos, son parecidos. Minerales, poderosos y con mucho futuro por delante. Solo utilizan levaduras indígenas. No agregan ni quitan nada, solo hacen selección de grano previo a la fermentación. No usan raspón y cada 10 años pasan una cata a ciegas todos los vinos clasificados como Grand Cru Classé para mantener la calificación. Si tu vino no vale, afuera. El vino es la tierra que sostiene la viña y gesta la uva.

Cerramos el día comiendo a la tardecita una súper hamburguesa (gourmet, eso sí) y un par de birras fresquitas en una terraza fantástica frente a la iglesia monolítica de Saint-Emilion con casi 30º de temperatura y una sonrisa en los labios. Que nos quiten lo bailado.

Un sueño cumplido y un lugar inigualable para vivir y sentir el vino. Nos lo pasamos como niños.

Buena vida y buenos vinos,

Salutes, Rumbovino.

7 años difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable.

20 julio, 2014

Erase una vez, un Malbec francés...

Seguramente muchos de ustedes recordarán que fuimos, de esto hace dos años ya, en el veranito Europeo a la bella Francia, a la región de Cahors. Allá descubrimos un pueblito encantador llamado Saint Cirque Lapopie. Y entre  sus callejuelas empedradas que corrían hacia arriba y hacia abajo, llenas de tiendas deliciosas y mucho turista distraído, fuimos a parar a una que se anunciaba como “Le Musée du Vin”.

Nosotros queríamos probar el Malbec de Cahors, el hijo pródigo que regresó glorioso a estas tierras gracias a la Argentina, que se encargó de encumbrarlo a lo más alto. Y por esas casualidades fantásticas resultó ser que Emilie, además de ser la dependienta del Musée du Vin era enóloga, y precisamente vendía allí sus vinos. Nos pudo hablar de ellos y de la región en un castellano mucho más digno que nuestro negado francés. Emilie, elabora cuatro etiquetas, tres 100% Malbec y un corte.  Nos trajimos dos botellas…. dedicadas por su creadora.

Luego llegó la parte curiosa de la historia: de cómo tras nuestra aventura posterior en el camping de Loupiane, donde nos robaron los bolsos con todo lo que teníamos dentro y nos quedamos sin poder entrar al coche durante dos días, y mientras... las pobres botellas sufriendo el sol achicharrante del verano francés en el asiento trasero. Sabe dios cuántos grados soportaron.

Y así, nos las trajimos a casa, temiendo que  aquellos días las hubiesen estropeado... Y así les pasaron los calores y el tiempo, dos años, nada menos. No nos atrevimos a abrirlas antes por cobardía… porque temíamos cómo despertarían de este “acaloramiento”…
Pero llegó el momento de probar fortuna y encomendarnos a lo que el destino quisiese con ellas…



Uvas: 80% Auxerrois (Malbec o Côt) – 15% Merlot – 5% Tannat.
Terruño: viñedos de la región de Cahors dispuestos sobre mesetas muy pedregosas, arcillo-calcáreas con presencia parcial de margas (roca sedimentaria con predomino de calcita y arcillas).

Buen color en la copa. Ya hablaba el Malbec, el vino negro. Rojo rubí profundo, capa alta, con guiños purpúreos. Lagrimoso, glicérico.

Volumen alto de aromas. Un poco de todo deteniéndose con calma a captar todo lo que transmitía. Primero frutos negros pequeños, también ciruelas y dejos a pimiento morrón. Marcadas notas especiadas, menta, minerales (terrosas, pedregosas) y un suave dulzor de fondo.

En la boca mostró un ataque intenso, picante, voluminoso y a la vez elegante. Dominaba la misma fruta negra que se encontraba en la nariz, acompañada de una acidez media que sostenía y prolongaba su sabor. Asomaba en todo su recorrido una línea mineral (piedras, tierra) que le sumaba atractivo y complejidad. Los taninos bastante domados, aún mostraban una ligera aspereza (a mí personalmente me gusta eso). Su final de boca era largo y gustoso…Para no cansarse de beber.

En conclusión, nos pareció un malbecazo Francés. Nos recordó bastante al Malbec argento, aunque con menos dulzor y unas notas terrosas y una frescura que lo diferencian claramente. 

No queremos decir que uno es mejor que otro, además un par de botellas no son reflejo de un cepaje y una expresión, pero si este es el potencial que parece tener la Auxerrois en Cahors, le auguramos un gran futuro.



Nos quedará siempre la incógnita de saber cómo estaría este mismo vino, en este mismo momento, sin haber pasado por semejante experimento involuntario… A saber.

Gracias por leernos,

Salutes, Rumbovino.

17 septiembre, 2013

Un Cabernet Franc del Loira

Solo una líneas, cortas, para comentar sobre este Cabernet Franc del Valle del Loira que nos dejó boquiabiertos...



La historia de este vino se remonta al año pasado, cuando visitamos Francia. Lo compramos en un supermercado a mitad de viaje y la verdad es que lo elegimos porque costaba poco más de 3 euros y, tanto el cepaje, como su origen, nos encantan. Así que sin mucho protocolo lo metimos en el carrito... 

Esta pequeña botella resistió dos días dentro del coche a 40 grados de temperatura. Recuerden que además de los bolsos y otras yerbas, nos robaron las llaves del auto por lo que no podíamos abrirlo (pueden leer la historia en este post). El asunto es que al llegar a España quedó guardada por ahí hasta que el otro día se me ocurrió abrirla...

La sorpresa fue mayúscula cuando nos encontramos con un Cabernet Franc impoluto... Vivo, limpio y brillante, desbordando con sus intensos aromas piracínicos (pimiento morrón de libro) y notas especiadas y mentoladas. En boca estaba fresco, jugoso... riquísimo! 

Me recordó a esos Cabernet del Noroeste Argentino que tanto nos gustan. Si lo hubiese catado a ciegas, seguro me voy para esa zona... Ya ven...

Como dijimos...solo unas líneas para recordar esa pequeña historia. Qué caprichoso es el azar! Como no haber comprado más botellas...

Gracias por leernos amigos,
Salute. Rumbovino.

26 diciembre, 2012

Recorriendo el 2012. Los mejores del mundo.


Se está acabando Diciembre y, como siempre, volvemos la vista atrás para ver el camino recorrido e intentar destacar aquellos vinos que nos cautivaron, y así elaborar una más de las miles de listas que vuelan por las redes en estas épocas.

Lo cierto es que podios hay muchos, por lo que este año no vamos a elaborar una lista ordenando los vinos por gama de precios, o por colores, o por burbujas… 

Este año vamos a hacer otra cosa. Vamos a recorrer el mundo, o la pequeña parte del mundo que anduvimos durante este 2012, y de cada lugar visitado, de cada vino probado, de los mejores recuerdos, surgen nuestros elegidos…

… En enero, atravesando la majestuosa cordillera de los andes, nuestro Susuki Fun nos llevó hasta CHILE. Qué bonito país! Recorrimos lo que más pudimos… pasamos raudos y veloces por las mejores zonas vitivinícolas del país trasandino, para detenernos un poquito más en el Valle de Casablanca… cerquita del Pacífico.

Allí visitamos dos Bodegas. Viña Casas del Bosque y Emiliana Viñedos Orgánicos. En ambas recibimos una atención de primera y pudimos catar una selección de sus diferentes productos. Siempre que visitamos una bodega nos interesa probar el vino más barato y el más caro que elaboran… Los extremos nos indican lo que podemos encontrar en la media.

De Casas del Bosque destacamos su PINOT NOIR GRAN RESERVA 2010.  Un vino con más cuerpo del esperado para el cepaje, pero dueño de una elegancia gustativa y olfativa increíble. Ligero y fresco en boca.

De Emiliana, nos quedamos con su orgánico NOVAS GRAN RESERVA CABERNET SAUVIGNON 2008.Un pequeño corte con Merlot elaborado con uvas del Valle del Maipo, que es pura potencia y complejidad… y lo mejor es que no abusa del roble.

De regreso, un poco por las horas conducidas y otro poco como excusa perfecta, descansamos en Mendoza. Allí, en aquel ya lejano enero, conocimos la Bodega Domaine St. Diego y a nuestros queridos Don Ángel Mendoza y familia. Un lujo que pudimos disfrutar durante el largo rato que don Ángel nos dedicó para contarnos la historia de su pequeño proyecto y contagiarnos el gusto por el vino auténtico y natural. Podríamos destacar todos y cada uno de los vinos que producen, pero nos vamos a quedar con su PARADIGMA. Un blend premium sin madera que es una bendición para los sentidos.

En julio llegó el turno de FRANCIA… el país galo nos deparó sorpresas, buenas y malas. 
Conocimos la cuna del malbec y confirmamos que los nuestros son más ricos. Nos acercamos a la costa del mediterráneo y encontramos el Languedoc-Roussillon, un terruño a puro sol donde nacen unos vinos de cuidado a base de Syrah, Grenache y Mourvèdre… No ha superado a Burdeos, no sabemos por qué. 

Ahí nos quedamos sin nada… ni ánimo ni dinero, pero tuvimos la suerte de confirmar que aún queda gente buena en el mundo y mientras esperábamos que el destino ponga las cosas en su lugar, pudimos tomar dos de los vinos que con más placer recordamos de toda nuestra vida. Un BLANCO Y UN TINTO DE LA REGIÓN, sin etiqueta ni nada parecido, que acompañaron unas ostras increíbles en el bar de un camping de Loupian.


Luego volvimos a GALICIA, a recuperarnos de tanta historia. En agosto, la magia gallega nos terminó de poner patas arriba los gustos por el vino que había comenzado Don Ángel.

Conocimos tremendas reliquias líquidas, tintas y blancas, llenas de fruta y mineralidad. Valdeorras, Ribeiro y la Ribeira Sacra se encargaron de agitarnos el paladar con sus caldos. Destacamos A TORNA DOS PASAS 2009  un gran tinto de uvas autóctonas que hace Luis Rodríguez Vázquez, ELOI LORENZO el blanco más mineral que probamos hasta el día de hoy, VIÑAREDO Sousón Barrica, GUIMARO Finca Pombeiras 2008 y ALGUERIA ESCALADA (Godello 2010), una reliquia blanca gallega.

Estando en Galicia es imposible no recordar la visita que hicimos a Pazos de Lusco en Rías Baixas. El albariño de PASO PIÑEIRO 2010  nos dejó temblando de gusto y el prieto picudo rosado TOMBU 2011 terminó la faena al meternos 15% de alcohol y frescura sin darnos cuenta. Joyas de aquí y allá.

Foto tomada de la web de la bodega. Viñedos
De regreso a ARGENTINA, y para no parar de viajar (por trabajo o por ocio da igual), a principios de Octubre nos llegamos hasta Cafayate. Pocos lugares tan lindos como el NOA hay en el mundo. De nuestra tercera visita a la joya norteña argenta nos quedó grabado a fuego el FINCA HUMANAO CABERNET SAUVIGNON 2008 que tomamos la primera noche, a la luz de las estrellas, acompañando una docena de empanadas salteñas inigualables.

Al poquito de volver del norte, fue el turno de Vinos de Lujo en Rosario. Siempre en estos lugares uno se encuentra con algo que lo trastoca… y esta vez, para confirmar que la semilla que sembró Don Ángel y creció en Galicia estaba fructificando, confirmamos que lo que hace Matías Michelini con Passionate Wines no tiene desperdicio. El MONTESCO PARRAL 2010 destaca, pero el resto acompaña de cerca. Acá hay mucha fruta, hay piedras, hay acidez y hay madera que acompaña.

Por si fuese poco el ajetreo de este 2012, en noviembre cumplió Noemí y había que festejar. Acá, en una de las tantas cenas de aquellos días, apareció otra joya que rompió el molde. El TRAPICHE GRAN MEDALLA 2008, nos dejó con gusto a poco luego de que la botella abierta durase poco más de una hora. Una delicia de vino, donde la fruta y la madera se complementan de manera excepcional.

Ya, terminando el año, un poco cansados de escribir esta nota y de probar cosas nuevas cada vez… apareció de la nada, sin gritar demasiado alto, una etiqueta desfachatada que nos obligó a mencionarla porque tiene todo, fruta, frescura, sabor y poderío… todo por poco más de $25. La bodega Cuarto Surco con sus cortes FAMILIA TIPO BLANCO Y TINTO 2012, encontró  lo que hacía falta….

Seguramente nos quedan muchos vinos riquísimos en el camino que no recordamos, perdón a los que deberían estar y no están, pero consideramos que las etiquetas que figuran acá representan fielmente lo que nos gusta y lo que queremos de un vino.

A todos.. los amigos, los conocidos, los que nos leen, los que no nos leen, los que nos quieren, y a los que no nos quieren… Gracias, felicidades y SALUTE!

RUMBOVINO 

Recorriendo el 2012. Los mejores del mundo.


Se está acabando Diciembre y, como siempre, volvemos la vista atrás para ver el camino recorrido e intentar destacar aquellos vinos que nos cautivaron, y así elaborar una más de las miles de listas que vuelan por las redes en estas épocas.

Lo cierto es que podios hay muchos, por lo que este año no vamos a elaborar una lista ordenando los vinos por gama de precios, o por colores, o por burbujas… 

Este año vamos a hacer otra cosa. Vamos a recorrer el mundo, o la pequeña parte del mundo que anduvimos durante este 2012, y de cada lugar visitado, de cada vino probado, de los mejores recuerdos, surgen nuestros elegidos…

… En enero, atravesando la majestuosa cordillera de los andes, nuestro Susuki Fun nos llevó hasta CHILE. Qué bonito país! Recorrimos lo que más pudimos… pasamos raudos y veloces por las mejores zonas vitivinícolas del país trasandino, para detenernos un poquito más en el Valle de Casablanca… cerquita del Pacífico.

Allí visitamos dos Bodegas. Viña Casas del Bosque y Emiliana Viñedos Orgánicos. En ambas recibimos una atención de primera y pudimos catar una selección de sus diferentes productos. Siempre que visitamos una bodega nos interesa probar el vino más barato y el más caro que elaboran… Los extremos nos indican lo que podemos encontrar en la media.

De Casas del Bosque destacamos su PINOT NOIR GRAN RESERVA 2010.  Un vino con más cuerpo del esperado para el cepaje, pero dueño de una elegancia gustativa y olfativa increíble. Ligero y fresco en boca.

De Emiliana, nos quedamos con su orgánico NOVAS GRAN RESERVA CABERNET SAUVIGNON 2008. Un pequeño corte con Merlot elaborado con uvas del Valle del Maipo, que es pura potencia y complejidad… y lo mejor es que no abusa del roble.

De regreso, un poco por las horas conducidas y otro poco como excusa perfecta, descansamos en Mendoza. Allí, en aquel ya lejano enero, conocimos la Bodega Domaine St. Diego y a nuestros queridos Don Ángel Mendoza y familia. Un lujo que pudimos disfrutar durante el largo rato que don Ángel nos dedicó para contarnos la historia de su pequeño proyecto y contagiarnos el gusto por el vino auténtico y natural. Podríamos destacar todos y cada uno de los vinos que producen, pero nos vamos a quedar con su PARADIGMA. Un blend premium sin madera que es una bendición para los sentidos.

En julio llegó el turno de FRANCIA… el país galo nos deparó sorpresas, buenas y malas. 
Conocimos la cuna del malbec y confirmamos que los nuestros son más ricos. Nos acercamos a la costa del mediterráneo y encontramos el Languedoc-Roussillon, un terruño a puro sol donde nacen unos vinos de cuidado a base de Syrah, Grenache y Mourvèdre… No ha superado a Burdeos, no sabemos por qué. 

Ahí nos quedamos sin nada… ni ánimo ni dinero, pero tuvimos la suerte de confirmar que aún queda gente buena en el mundo y mientras esperábamos que el destino ponga las cosas en su lugar, pudimos tomar dos de los vinos que con más placer recordamos de toda nuestra vida. Un BLANCO Y UN TINTO DE LA REGIÓN, sin etiqueta ni nada parecido, que acompañaron unas ostras increíbles en el bar de un camping de Loupian.


Luego volvimos a GALICIA, a recuperarnos de tanta historia. En agosto, la magia gallega nos terminó de poner patas arriba los gustos por el vino que había comenzado Don Ángel.

Conocimos tremendas reliquias líquidas, tintas y blancas, llenas de fruta y mineralidad. Valdeorras, Ribeiro y la Ribeira Sacra se encargaron de agitarnos el paladar con sus caldos. Destacamos A TORNA DOS PASAS 2009  un gran tinto de uvas autóctonas que hace Luis Rodríguez Vázquez, ELOI LORENZO el blanco más mineral que probamos hasta el día de hoy, VIÑAREDO Sousón Barrica, GUIMARO Finca Pombeiras 2008 y ALGUERIA ESCALADA (Godello 2010), una reliquia blanca gallega.

Estando en Galicia es imposible no recordar la visita que hicimos a Pazos de Lusco en Rías Baixas. El albariño de PASO PIÑEIRO 2010  nos dejó temblando de gusto y el prieto picudo rosado TOMBU 2011 terminó la faena al meternos 15% de alcohol y frescura sin darnos cuenta. Joyas de aquí y allá.

Foto tomada de la web de la bodega. Viñedos
De regreso a ARGENTINA, y para no parar de viajar (por trabajo o por ocio da igual), a principios de Octubre nos llegamos hasta Cafayate. Pocos lugares tan lindos como el NOA hay en el mundo. De nuestra tercera visita a la joya norteña argenta nos quedó grabado a fuego el FINCA HUMANAO CABERNET SAUVIGNON 2008 que tomamos la primera noche, a la luz de las estrellas, acompañando una docena de empanadas salteñas inigualables.

Al poquito de volver del norte, fue el turno de Vinos de Lujo en Rosario. Siempre en estos lugares uno se encuentra con algo que lo trastoca… y esta vez, para confirmar que la semilla que sembró Don Ángel y creció en Galicia estaba fructificando, confirmamos que lo que hace Matías Michelini con Passionate Wines no tiene desperdicio. El MONTESCO PARRAL 2010 destaca, pero el resto acompaña de cerca. Acá hay mucha fruta, hay piedras, hay acidez y hay madera que acompaña.

Por si fuese poco el ajetreo de este 2012, en noviembre cumplió Noemí y había que festejar. Acá, en una de las tantas cenas de aquellos días, apareció otra joya que rompió el molde. El TRAPICHE GRAN MEDALLA 2008, nos dejó con gusto a poco luego de que la botella abierta durase poco más de una hora. Una delicia de vino, donde la fruta y la madera se complementan de manera excepcional.

Ya, terminando el año, un poco cansados de escribir esta nota y de probar cosas nuevas cada vez… apareció de la nada, sin gritar demasiado alto, una etiqueta desfachatada que nos obligó a mencionarla porque tiene todo, fruta, frescura, sabor y poderío… todo por poco más de $25. La bodega Cuarto Surco con sus cortes FAMILIA TIPO BLANCO Y TINTO 2012, encontró  lo que hacía falta….

Seguramente nos quedan muchos vinos riquísimos en el camino que no recordamos, perdón a los que deberían estar y no están, pero consideramos que las etiquetas que figuran acá representan fielmente lo que nos gusta y lo que queremos de un vino.

A todos.. los amigos, los conocidos, los que nos leen, los que no nos leen, los que nos quieren, y a los que no nos quieren… Gracias, felicidades y SALUTE!

RUMBOVINO 

17 agosto, 2012

FRANCIA segunda parte: es caprichoso el azar


El comienzo…
Saint-Guilhem-le-Désert. (tomada de la web)
… De camino al mar, desde Aveyron, nos desviamos unos kilómetros para conocer Roquefort-sur-Soulzon. Allí visitamos Société, una de las siete empresas que producen el mítico queso de la AOC Roquefort, elaborado exclusivamente con leche de cabra. Sus cuevas naturales, generadas por movimientos tectónicos hace millones de años, alcanzan los 11 pisos de profundidad y sus corrientes llamadas “Fleurines” generan un microclima de temperatura y humedad adecuados para el crecimiento del Penicillium roqueforti , hongo que entrega ese toque inigualable a estos productos. Quién me iba a decir que alguna vez iba a conocer Roquefort!!??

Al finalizar la visita, degustamos el Roquefort 1863 (clásico), el  Baragnaudes (muy suave y cremoso) y el Templarios(el más fuerte de los tres), junto a un pan casero exquisito… Con el estómago lleno, y felices, retomamos la senda al mar…

Société. Roquefort. (tomada de la web)
Unos 30 kms antes de Montpellier el calor se hacía notar, el sol brillaba sin nubes y los viñedos de la región Languedoc-Roussillon comenzaron a aparecer… cantidad de hectáreas de viñas acompañaban el camino. El viaje hasta allí venía perfecto, sin embargo equivocamos una salida y caímos al interior de Montpellier.

Las complicaciones…
Una gran ciudad cercana al mar y en pleno mes de Julio, es imposible! Nos bastaron 45 minutos de vueltas y vueltas, siguiendo colas de autos sin saber dónde íbamos como para enloquecer. Nos vamos de acá urgente, para un lugar más tranquilo… no importa dónde!
Decidimos regresar por la costa con destino a Beziers (capital del vino de la región de Languedoc). En el camino, ya sobre las 7 de la tarde, nos encontramos con un camping rodeado de viñas. Pertenecía a Loupian, un pequeño pueblo a dos kilómetros del Mediterráneo, al ladito de Mèze.

Allí paramos a hacer noche… al otro día, temprano, seguiríamos acercándonos a España por la costa, pero… es caprichoso el azar!

Viñedos de Languedoc-Roussillon. (web)
Aquella noche en el camping cenamos como casi siempre, quesos y vino. Tres quesos exquisitos: Fromage Vieux Pane (un queso de pasta blanda y una costra color gris y muy olorosa), un Mimolette ½ Vieille (pasta semidura color naranja, mezcla) y un Fromage Maasdam. Acompañamos con un Terrases de Maynard AOC Saint-Chinian-Roquebrun, de 14% vol., corte de tres de las cepas tintas que reinan en esta región, Syrah, Grenache y Mourvèdre. 

A partir de esa noche nos habíamos propuesto anotar todos los vinos y quesos que tomásemos…  por holgazanes no lo hicimos antes, jejejeje.

Más complicaciones…
Tras una noche de mucho viento, donde la carpa bailó bastante, a las 7 de la mañana abrimos los ojos para salir temprano… La sorpresa fue inmensa cuando vimos que a ambos lados de las paredes de la tienda había dos rajaduras hechas con trinchete!! Nos habían ROBADO durante la noche... Los dos bolsos con todo: Pasaportes, dinero, cámara de fotos (por eso no tenemos ni una sola foto del viaje), los teléfonos, y las llaves del auto alquilado entre otras!!

Sin absolutamente nada de dinero y sin hablar una papa de francés comenzó la odisea… Es largo de contar todo lo que pasó esa mañana interminable…, pero ese hecho detestable nos  cargó de bronca, rabia que afortunadamente fue pasando gracias, sobre todo a un gran tipo llamado Fulgence, que fue la primera persona que vimos tras el incidente y que nos auxilió inmediatamente. La bondad de este hombre y su familia nos reconcilió con el ser humano…

 Fulgence hablaba bastante bien Español, su carpa estaba frente a la nuestra y fue él quien nos guió en todo el periplo de denuncias y embajadas…

Los problemas se sumaban, ya que además tampoco teníamos más que la ropa puesta, y desde España nos avisaban que la llave que enviarían por correo demoraría sobre una semana en llegar! Ya ven como estaba el asunto… hasta nos vimos reflejados con Tom Hanks en la película La Terminal jejejeje!

Bar del camping de Loupian. Allí trabaja Amparito
El camping era municipal, y hasta el alcalde se acercó para preguntarnos qué necesitábamos… a esa altura ya éramos famosos! Al menos en Loupian.

Uno de los temas se resolvió rápido. Comeríamos en el bar-restaurante del camping. Allí, en el restaurante, aparece otra persona fundamental en esta historia, Amparito. El destino nos hizo conocer a esta maravillosa mujer, quien sería hasta el día que nos fuimos, nuestra hada madrina…

De origen español, igual que Fulgence, Amparito habla castellano casi perfectamente. Y durante los meses de verano, lleva el bar junto a su familia. Secundada por la inolvidable Michelica, la cocinera, en ese bar de camping se puede probar las más ricas exquisiteces de la comida francesa que uno pueda imaginar…!!

Esa misma noche colaboramos con ellas sirviendo mesas en una fiesta Country que organizó… El lugar estallaba de gente, las bailarinas eran unas chicas del pueblo y la verdad es que le pusieron una onda bárbara, y la comida… uuummm…,  fue extraordinaria… mejillones al vapor acompañados de una salsa con toques de comino que estaba buenísima.

Aquella fiesta, de la primera noche tras el robo, nos sirvió para desconectar y entender que lo mejor que podíamos hacer era intentar disfrutar de los días que nos quedaban por delante, mientras aguardábamos que llegue la llave desde España. Allí teníamos el resto del dinero y la ropa…

Las cosas mejoran…
Amparito y su familia son productores de Ostras y Mejillones… así que nuestras comidas consistían principalmente en estos moluscos bivalvos. Por primera vez en nuestra vida probamos las ostras… una noche nos las prepararon de tres maneras diferentes:

Tomadas de la web
Primero al natural, dos para cada uno, acompañadas de dos copas de vino blanco del país que elaboraba un amigo de Amparito en una bodega cercana. Las ostras crudas saben a mar, puro mar… un sabor diferente a cualquier otra que hayamos probado antes. Quizá lo más rico que probé en mi vida (Andrés)! Ostras con limón y vino blanco francés a la luz de la luna… casi como en un cuento.

Luego vinieron dos variantes horneadas, cubiertas con diferentes salas. Esta vez, acompañadas de dos copas de vino de la misma bodega, pero tinto. Gloria bendita!! Quién dice que no se pueden comer ostras con vino tinto?

Otras veces cenamos mejillones elaborados de diferentes maneras, mayoritariamente acompañados de una cerveza regional liviana, con bajo alcohol, fresca y con notas de limón, que maridaba a las mil maravillas.

Y una noche, la última que cenamos allí, Michelica nos hizo una sopa de pescado al estilo francés… Nos trajeron un cuenco de barro profundo con un caldo espeso color marrón que olía a mar y peces… (se utilizan diversos tipos de pescados para hacer esta sopa). Además un plato con trozos de pan tostado, un platito más pequeño con una salsa, parecida a la mayonesa, pero con ajo (tipo alioli) y queso rallado. La sopa se comía así:

Se unta el pan tostado con bastante salsa y luego se coloca sobre la sopa. Se deja embeber en el líquido hasta que está casi sumergido y luego se carga en la cuchara y se come todo junto… Una verdadera maravilla!!

Esa noche acompañamos con un tinto de la región que le quedó a las mil maravillas. Los vinos jóvenes que probamos fueron frescos, frutales, levemente ácidos y con un toque mineral muy particular. Interesantes… una grata sorpresa, porque esperábamos otra cosa.

Sète, panorámica de la ciudad. (tomada de la web)
Cada día, Amparito nos preparaba un recorrido para hacer en bus… Llevábamos el sanguchito y salíamos de paseo… Así conocimos Sète, a 18 kilómetros de Loupian… una hermosa ciudad con canales y casitas de diferentes colores con un toque a Venecia, pero limpia…hermosa. Saint-Guilhem-le-Désert, un poblado medieval… casi con seguridad el más hermoso de todos los que visitamos en este viaje… Recuerdo que compramos un pedazo de pan casero y un queso riquísimo en una feria de un pueblito que pasamos. Lo comimos a la sombra, sentados en la plaza del pueblo, admirando el paisaje.

Es que uno puede pasarse la vida recorriendo los pueblos de Francia sin cansarse!

El desenlace…
Pèzenas, sus pequeñas calles rebosan de artistas
(foto tomada de la web)
Finalmente conocimos Pèzenas, un pequeño y hermosísimo pueblo que se encuentra a 30 km de Loupian. Acá, al regreso, nos equivocamos de autobús y tomamos uno que nos dejó en Méze, a dos kilómetros del camping…

En primera persona (Andrés). … Hacía calor, pero el sol estaba hermoso y eran las 6 de la tarde, así que decidimos volver caminando. Llegando al camping, a orillas de la ruta, reconocí la funda de mis lentes… cruzamos corriendo enfrente y en la cuneta, entre los pastos, los encontré. La emoción nos empujó a saltar la cuneta y trepar la pequeña tapia que separaba los viñedos de la ruta… allá, a unos 20 metros, entre las vides estaba mi bolso. 
Me arrastré por debajo de los alambres que sostenían las plantas hasta que llegué hasta el bolso. El corazón me iba a mil… estaba todo, casi todo, el dinero no importaba ya… Lamentablemente las cosas de Noemí nunca aparecieron!

Esa tarde pudimos abrir el coche, cambiarnos de ropa y abrazarnos con la gente que nos cuidó tanto como si nos hubiésemos conocido de toda la vida…

El final…
Ya ven, es caprichoso el azar. Uno no sabe cuándo ni dónde el destino te devuelve lo que te quitó y con intereses… hicimos amigos, grandes amigos y tuvimos un viaje que nunca olvidaremos!

A Fulgence, su esposa Danielle y sus hermosos nietos. Amparito, Gauthier, Andrey, Didier, Michelica y la preciosa Margot (nieta de Amparito) un GRACIAS interminable…

… Y todo nuestro corazón Argento y Español.

En la próxima nota, hablamos de Languedoc-Rousillon. Una región y unos vinos para tener muy presentes!!

Salute, Rumbovino.