Un blog de vinos por aficionados, para aficionados. Mas que un blog, nuestro cuaderno de notas.



Mostrando entradas con la etiqueta Monastrel. Mostrar todas las entradas
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04 marzo, 2018

Viña Enebro, pura uva

Debo reconocer que la primera impresión no fue buena… no hubo amor a primera vista ni a primer olfato. Es que los vinos naturales son así, no se dejan querer de entrada -sobre todo por los que venimos de los productos más convencionales- porque lo bueno está dentro y hay que dejarlo salir. Son vinos que raramente enamoran con su aspecto o con sus aromas finos y elegantes… como dije, su verdadera esencia está en su cuerpo, en su líquido y esto casi nunca defrauda. 




Viña Enebro Joven, elaborado con uvas Monastrell 100% de viñas de la región de Bullas (Murcia) en cultivo de secano (no se riegan las vides, solo reciben agua cuando llueve y en esta zona la lluvia es más que escasa) trabajado por Juan Pascual López totalmente en ecológico en su pequeña finca familiar, donde la viña comparte espacio con otros cultivos tradicionales de la región mediterránea (frutales, olivos, almendros). 

Un vino que es solo uva pura, sana, equilibrada y madura, fermentada con sus levaduras autóctonas, de las que vienen en sus pieles desde la viña y que forman parte del ADN único e irrepetible de ese terruño. Sin intervención, sin adición ninguna de sulfitos (obviamente), solo depósitos de inox pequeños limpios y mucho cuidado dan como resultado un vino honesto, exquisito, con una boca plena, sabrosa y madura, donde destacan las notas de fruta negra, frutos secos, higos y pasas junto a una leve mineralidad y acidez equilibradas que hacen un conjunto armónico para no dejar de beber hasta que la botella toque el fondo… 

Lo que me estaba perdiendo! Un tinto amable con la naturaleza, con nuestro cuerpo y mente y con nuestro bolsillo (aprox. 9€ en tienda). 

¿Qué más se le puede pedir? Prueben y me cuentan!

Buena vida y buenos vinos,

Salutes, Rumbovino (más natural).

Casi 8 años difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable

01 octubre, 2017

La del Terreno

Uno de los principales motivos por los que últimamente le dedico poco tiempo al blog no tiene nada que ver con que me haya vuelto abstemio, sino con que no suelo encontrar vinos que me estimulen lo suficiente como para escribir de ellos. No sé bien lo que está pasando, pero antes bebía menos y escribía más, y ahora que bebo más, escribo menos, vaya controversia. Lo cierto es que a pesar de lo que recen muchas etiquetas que se muestran como rompedoras desde el propio concepto enológico, no siento que eso se transforme en un vino diferente, pero sí en un producto más caro…. Más o menos lo que me encuentro es siempre lo mismo.

Sin embargo a veces ocurre que sí aparecen productos que te mueven el piso y muestran otra cosa. Este es el caso de este tinto elaborado por Julia Casado y que lleva por nombre La del Terreno. Un 100% Monastrell de la cosecha del 2015 de la DOP Jumilla, elaborado en modo ecológico (no se usan agroquímicos en las viñas, se pisa y fermenta sin adición de químicos y se embotella con el 10% del total de sulfitos permitidos). 




Este vino es un verdadero soplo de aire fresco en tanto clima caldoso. No busquen el él los prototipos tradicionales de la gran mayoría de los tintos porque nos los hay, no esperen notas explosivas a fruta roja madura, ni dulzores compotados, ni la vainillita de la madera. Si quieren eso, definitivamente este no es su vino. Aquí lo que hay, a mi modo de verlo y entenderlo, es terruño en estado puro. Los suelos calcáreos que sostienen los viejos viñedos de Monastrell se metieron dentro de la botella y se encerraron con un corcho. Así de sencillo. Mineralidad pura, cal pura, verticalidad y frescura de principio a fin (he leído una cata de este vino donde lo describen con notas a frutos negros maduros… no es mi caso, para mí este vino va por otro lado y no es justamente por el de la fruta). Tiene además un ligero amargor que acompaña cada trago y una sinceridad que abruma.

Realmente un vino que decidió transitar por el camino más difícil que es el de no gustar seguro a todo el mundo, pero el de mostrarse tal cual es, sin maquillajes y sin más carta de presentación que un terruño (con todo lo que lo conforma) y una enóloga que lo supo interpretar. Para aplaudir! Debería haber más vinos así!

Precio: 17,9€, RPC: Muy Buena

Mis felicitaciones y mis más sinceros deseos de que el mercado no lo desvíe de su rumbo. Sin dudas tiene un gran desafío por delante.

Buena vida y buenos vinos,

Salutes, Rumbovino.

7 años comunicando la cultura del vino, en favor del consumo moderado y responsable

10 junio, 2016

2 Km, GSM y una nueva Argentina que se está viniendo

Escribí esta nota en plena operación regreso a España: Me estoy despidiendo de Argentina. Con los preparativos del regreso y demás historias, el tiempo se hace corto para atender el blog como me gustaría. No obstante no quiero dejar de comentar las últimas etiquetas que estuve probando. Además aprovecho a hacer algunos comentarios generales de este viaje como una forma de reconciliarme con los vinos argentos luego de la experiencia del año anterior, donde me quedé un poco decepcionado con la elevada dulzura de lo que había probado.

Este año me voy con una sensación diferente, parece que la cosa está cambiando, hay muchas más opciones de “vinos diferentes” a la hora de seleccionar y sabiendo buscar en una vinoteca o con un buen asesor se pueden encontrar productos muy interesantes, que muestran un perfil de vinos argentinos más auténticos, menos intervencionistas y con más terruño que bodega.

Otra cosa que pude constatar y me gustó mucho es el aumento sustancial de la presencia de Cabernet Franc ya sea formando parte de cortes, o como en varietal puro. Todo lo que probé de este cepaje me hace pensar que de seguir así, en no mucho tiempo va a empezar a hacer un poco de sombra a algunos históricos. Aporta frescura y tensión, dos cosas que por lo general cuesta encontrar en nuestros caldos. 


También veo que algunas bodegas se animan a vinificar y poner en grande el nombre de cepas no tradicionales en otros tiempos poco valoradas, como por ejemplo el caso de Ver Sacrum donde la Garnacha y la Monastrell toman el protagonismo directamente en solitario. Eso me gusta porque habla de animarse a tomar algunos riesgos y a romper ciertas reglas no escritas, donde parecía ser que el que no hacía malbec no podría tener éxito. Espero que sigan multiplicándose.

Por el lado B del asunto creo, como hablaba el otro día con Francisco (Logia Petit Verdot) en una cata en Buenos Aires, que todo ese cambio, ese giro en el rumbo del vino argentino, necesita de un público preparado para aceptarlo. Ese es otro trabajo que queda por delante a comunicadores y educadores del vino, porque hasta el momento el consumidor general sigue prefiriendo las versiones edulcoradas y maderizadas de años atrás. No obstante, no hay que apresurarse ni asustarse, de a poco, todo llega. Y en el momento en que Argentina siga mostrando más terruño y menos recetas, como parece que está queriendo a ser ahora, creo que vamos a ser tomados mucho más en serio aún como país referente en el mapa vitivinícola mundial.

LOS VINOS

Según pude saber, 2 km de largo tiene la finca donde se eligen las manchas de suelo calcáreo que dan origen a las uvas de este tinto del paraje de Altamira. De Finca Beth salen muchas de las uvas que van a parar a vinos de las grandes marcas, pero decidieron que no siempre la cosa iba a ser así y nació el proyecto del vino propio. Para eso contactaron con Juampi Michelini para comandar la vinificación de este corte Malbec-Franc, que es uno de los mejores que probé este viaje, sino el mejor. Datos tomados de la nota de Nicolás Orsini (gracias Nico). 



Rojo intenso, con reflejos violetas, brillante, limpio, glicérico. Nariz de talco, cenizas, tiza, pimienta negra y un leve balsámico de fondo. Boca con nervio, fresco, muy mineral, taninos casi redondos, festival de notas balsámicas (mentol sobre todo, para mi) en el final, largo y exquisito. Ni dulzores, ni maderas tapando la voz de la uva, solo el fiel reflejo de una tierra que se expresa en vino. 

Su precio creo que ronda los $360 (20 € aprox.) y para mí vale cada peso.



De un proyecto de Eduardo Soler, con uvas provenientes de fincas ubicadas en Barrancas – Maipú y algo en Bajo Lunlunta (Mendoza), pude probar su vino de corte poco tradicional, compuesto por 50% Garnacha, y el otro 50% dividido en partes iguales de Syrah y Monastrell.

Se fermentan por separado (el syrah en barricas de roble de 500 lts. y Garnacha y Monastrell cofermentadas en huevos de cemento) y luego tienen un paso de 8 meses por huevos y barricas de 4to uso. Partida limitada a 3.200 botellas. Gracias a Diego de Argentina y sus vinos porque de su nota robé sin permiso los datos que cito en esta entrada. 



Color rojo rubí de capa media baja, luminoso, brillante y de largas piernas. Nariz con ataque de frutas, rojas, pequeñas, frescas. Al comienzo acompaña algún láctico con notas de leche, luego solo queda fruta y flores. Boca fresca, vertical, de taninos pulidos, ligero paso por el paladar pero con mucho sabor. En el final, solo en el final del trago aparece una nota más “tradicional” madura a especias y fruta roja (podría ser el Syrah, entiendo). 

Sin lugar a dudas una apuesta fuerte y sumamente interesante para que ningún vinófilo deje pasar. Su precio es de $300 (19 € aprox.) y aunque acá se arriesga más porque puede que no a todo el mundo le guste, en lo personal me encantó. Y me quedé con ganas de probar los varietales puros.

Brotes nuevos a la vista. La Argentina que se está viniendo… A no perderla de vista.

Buena vida y buenos vinos,

Salute, Rumbovino.

Difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable.

28 diciembre, 2014

España rompe el molde

Por motivos personales y familiares visito España desde hace más de 15 años, y como es lógico para un amante del vino como es mi caso, cada estadía me sirve para explorar lo más posible el mundo vitivinícola ibérico y disfrutar de sus etiquetas

Pero con el tiempo me di cuenta, casi inconscientemente, que en cada viaje regresaba más decepcionado. Porque tenía la sensación que la mayoría de los vinos a los que podíamos acceder los consumidores que pertenecemos a los estratos sociales más normales (eso es importante de aclarar), eran casi clonados unos con otros. Daba igual la Denominación de Origen de dónde proviniese el caldo, todos eran prácticamente iguales, y eso, en un país como España, dueño de una riqueza de terruños poco común en otros países, no podía estar pasando.

Confieso que, como buscador insaciable de cosas nuevas, como consumidor y aficionado a este mundo del vino que soy y del que me siento parte, esa monotonía me tenía profundamente preocupado.

Pero por suerte, a estas alturas y luego de tanto bostezo rutinario, parece que algunas cosas están cambiando en el panorama del vino Español. Insisto que estoy hablando de las gamas de precios más básicos y abundantes (pondría un límite de 15€). Con gran placer estoy viendo que, de a poco, cada día son más las bodegas y viticultores que ofrecen cosas diferentes, rompiendo los moldes preestablecidos por los “gurues” que durante mucho tiempo nos hicieron dormitar de aburrimiento.

Claro, hay que poner todo en contexto. Porque haber hay de todo. Que un vino sea “diferente” no quiere decir que sea bueno, o que vaya a gustar. Puede que sucedan las dos cosas y que, además de bueno nos guste, o puede que no pase ninguna de las dos. En lo personal he probado vinos “diferentes” que no me parecieron buenos ni me gustaron y otros que me hicieron casi llorar de la emoción.

Lo que quiero remarcar como pequeña introducción al tema y a esta nota, es que en plena revolución enológica como estamos viviendo actualmente, donde vuelven a valorarse los terruños a las levaduras diseñadas, donde los cepajes autóctonos se recuperan, las maderas se ajustan y pasan a segundo plano, y la viticultura orgánica tiene cada vez más coraje, solo por citar algunas variables... aparecen constantemente vinos dispuestos a espabilarnos la modorra y hacernos pensar en que efectivamente, la cosa pinta bien y tiene futuro.

Y claro, siempre quedarán los clásicos que se mantuvieron a flote a pesar de los malos tiempos y los valientes que desde un principio se animaron a proponer otras cosas, por suerte.

Para ilustrar esta nota, y solo por mencionar algunos ejemplos, les dejo una humilde selección de cuatro etiquetas que me gustaron mucho por valientes, por distintos y porque no tuve que dejar el sueldo del mes en la caja registradora para hacerme con alguna botella. 




Podría escribir un libro como introducción para hablar sobre este vino, pero solo voy a decir que EL PRIMER BESO 2013 es un Ribera del Duero. Con esta clásica DO, me he llevado tantos chascos últimamente que no quería tentar más el destino, pero lo compré porque nos lo recomendó un amigo en quien confiamos mucho y porque cuesta poco más de 8 .

Yendo al vino, les digo que si lo cato a ciegas me hubiese ido a un lugar fresco, seguramente a Galicia, Ribeira Sacra o algún tinto de las Rías Baixas. Este tinto joven 100% Tinta Fina procedente de viñedos de Quintanilla de Arriba, elaborado bajo las normas de cultivo biodinámico y del que solo se elaboraron 13.000 botellas me devolvió las ganas de beber vinos del Duero. Hay juventud, claro, pero de la buena. Colores intensos y aromas a frutillas jóvenes para disfrutar. En boca, sobre todo tiene frescura (mucha), vivacidad, frutalidad que desborda y una desfachatez absoluta. Se bebe por litros.
Les recomiendo que lo busquen y lo prueben. Luego me cuentan! Si quieren data del vino y la bodega, sigan este link


PEÑA EL GATO 2011
De la DO Rioja nos llega esta etiqueta de viticultura orgánica y elaboración artesanal que nos deja con la boca abierta. 100% Garnacha de viñas viejas, fermentadas y criadas en barricas de 500 litros. Durante la fermentación las barricas se giran 16 veces por día para favorecer el contacto con los hollejos. No hace fermentación maloláctica.

El resultado es asombroso. Aromas intensos a frutas rojas, balsámicos y terrosos. La madera no aparece por ninguna parte, no puedes quitar la nariz de la copa. En boca es levemente tánico, picante, pero está perfectamente ensamblado y muy sabroso. Los años le han venido muy bien sin dudas. Es un vino totalmente diferente a lo que uno se espera de un Rioja típico. Rematadamente atrevido y novedoso. Me gustó muchísimo!

Su viticultor, Juan Carlos Sancha, se especializa en variedades minoritarias como Tempranillo Blanco (mutación del Tempramillo tinto), Maturana Tinta y Garnacha. Y al igual que en el caso anterior, los precios son para todos los bolsillos. Si no recuerdo mal, este vino en Lugo ronda los 9€.




TRASTE 2011, una mezcla explosiva de cepas centenarias de Garnacha Tintorera (70%) con algo de Mencía (30%) y toda la potencia de la DO Valdeorras, hacen de este vino una cosa realmente auténtica. 

José Luis Aristegui, su hacedor, no se anda con chiquitas y mete todo lo que tiene, exprimiendo al máximo estas uvas con una crianza en madera que ni se siente. Un vino literalmente de “Garaje” y de “autor”.

Muestra mucho color y densidad alta, pero no exagerada. Al meter la nariz uno se encuentra con un vino en serio. Sobre todo expresa terruño, nada de explosividades absurdas y artificiales. Dominan las notas terrosas, piedras, hierbas, especias, balsámicos y frutos negros maduros. En boca es igual. Hay potencia y robustez, sus taninos aún necesitan lima pero se disfrutan igualmente porque está bien equilibrado. Me gustó sobre todo su frescura, tratándose de un vino de 15% vol. eso dice mucho. Además su madera justa le aporta complejidad sin caer en los abusos actuales.

Punto alto para ese tintazo de Gallego. Su precio ronda los 15 €.




TRAGOLARGO 2013Otro vino que me descolocó y me hizo disfrutar un largo rato. Se trata de un vino joven 100% Monastrel proveniente de la DO Alicante. En su elaboración podemos reconocer su “diferencia”. Fermentación: 30% de uvas a 15º enteras sin despalillar, 40% uvas despalilladas y rotas, y 30% uvas enteras despalilladas, el raspón por encima, a modo de sombrero. Fermentación sin control de temperatura. Descube a inox, maloláctica en inox, sin roble y sin sulfitos. Su producción es reducida y su precio ronda los 6 €. 

Rojo picota, limpio, brillante...etc. Vamos a lo que importa... En nariz, sin siquiera agitar copa, sus aromas vuelan e inundan la habitación de flores y frutas rojas jóvenes. Más que nada notas a flores sobre un agradable fondo mineral...eso fue lo que me impactó. En boca es franco, muy sabroso, fresco y de gran equilibrio. De esos vinos golosos no empalagosos, que se puede beber cantidad y no te cansa. Es diferente por aromas y sabores, pero también porque no saquea los bolsillos.

Su creador, Rafa Bernabé, a quien acabo de conocer recientemente a través de sus vinos, es de esos productores que arriesgan y buscan hacer cosas distintas siempre, ofreciendo un portafolio de opciones una más atractiva que otra, y lo mejor es que todos sus precios son más que aptos para estos tiempos de crisis. Tengo en casa algunas botellas más de otras etiquetas para probar así que pronto les cuento más, porque no creo que me duren mucho.

De paso les recomiendo que se den una vuelta por el blog de Viñedos Culturales, es un autentico placer leerlo y conocer la filosofía del proyecto que lleva adelante Rafa.


En fin... que me parece que la cosa pinta muy bien por la nueva España y hay mucho más. Aún me queda pendiente la nota de la visita al Salón de las Estrellas que organizó la Guía Peñin en Madrid (y a los que agradezco mucho su invitación), ya que volví repleto de novedades. Mucho por probar y poco tiempo, como siempre, pero hay etiquetas y cepajes realmente interesantes para conocer. La DO más pequeña de España con apenas 20 hectáreas de viñedos, variedades como Garnacha Blanca, Rufete y Vidadillo entre otras cosas que me gustaron mucho, y que con tiempo en futuros reportes intentaré ir contando.

Gracias por leernos,
Salute, Rumbovino.


Difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado”

* Esta nota fue publicada en la Revista Vinarquía (Nº2, 2014).