"A los enólogos"

En el "Día del Enólogo" volvemos a poner en primera plana del blog un pequeño escrito que dedicamos hace algún tiempo a todos los enólogos... Desde Rumbovino nuevamente les decimos Muchas Gracias por todo!

Hay que echarle un par…

Este escrito persigue romper una lanza en favor de los "hacedores" del vino, siempre expuestos a las críticas de los que estamos de este lado, los consumidores.

He de reconocer que es una profesión ciertamente valiente y arriesgada la del bodeguero, la del enólogo. Y es que cuando sueltan de la mano a sus criaturas, cada una de esas botellas echará a andar solita, y quién sabe en qué condiciones, y hasta sabe cuándo esperarán su momento estelar. El de la apertura…

Ahí, una vez echado al ruedo, el vino tendrá su momento, un momento efímero que quedará latente, tal vez sí o tal vez no, en la memoria del espectador. Pasarán sin pena ni gloria, o tal vez dejen un largo recuerdo, que puede ser bueno o malo, claro.

Y es ahí donde se la juegan…

Una vez abierta, en qué contexto y condiciones será valorado el vino. Tendrá un público expectante o pasará por una bulliciosa reunión en la cual los sentidos están atrofiados por el frenético ambiente, en el que, además muchos hasta lo mezclarán sin piedad con coca cola, hielos y Dios sabe qué otros complementos?

Pero además…

Si el caso fuese que el contexto es receptivo…

En qué circunstancias llegó ese vino hasta ahí? Vivió tranquilo hasta el momento y en un ambiente adecuado? O, por el contrario, fue ninguneado y mal tratado con temperaturas extremas y traqueteantes viajes?

El bodeguero llegó hasta ahí… De él depende el hacer un buen vino o no hasta ese momento, el de la despedida. Para eso es imprescindible la pasión, la intuición, el cuidado de los viñedos, en el proceso de vinificación… hasta ahí ya no es fácil, pero hasta ahí lo puede cuidar…

Cuando se va, chao…

De lo que pase después… Esa es otra historia, que el vino irá guardando para contar a otros luego.

RUMBOVINO