Un blog de vinos por aficionados, para aficionados. Mas que un blog, nuestro cuaderno de notas.



13 octubre, 2015

QUINTA DA MURADELLA

Estoy seguro que esta es una de esas notas en la que no le voy a revelar nada nuevo a nadie. Es más, es un post que llega algo tarde y a destiempo. Hace rato que debería haberlo escrito… quizá el año pasado cuando destapamos ese GORVIA dedicado a Rumbovino por José Luis Mateo, que Daniel Marín nos regalo el día que nos conocimos…

Qué voy a contar yo de ese hombre, que no se haya dicho antes y que no suene a arquetipo. Lamentablemente no lo conozco en persona, pero como habla a través de sus vinos es como si lo conociese de siempre. Lo imagino serio, de pocas palabras, trabajador incansable, meticuloso y sobre todo honesto. No sé si estaré muy lejos de la realidad (dejo esto para que lo valoren sus íntimos). Pero eso es lo que puedo descubrir cada vez que pruebo alguna de sus etiquetas… honestidad, seriedad y trabajo en partes iguales. No hay nada raro en sus caldos, nunca les sobra nada, pero tampoco les falta… Podríamos decirles vinos perfectos. Pero como la perfección no existe, elijo términos vinófilos como “equilibrados” “auténticos” y otro menos profesional, casi de cancha de fútbol, pero que me encanta como “vinazos” para describirlos.

Quien me obligó a pagar mi deuda con José Luis fue su ALANDA TINTO 2012, mixtura compuesta principalmente por Bastardo y Mencía. Se trata de su etiqueta más básica, y en teoría más simple, pero que desde el vamos muestra el mensaje claro de lo que este viticultor quiere contarnos a través de sus vinos. Dejar en evidencia, pura y exclusivamente, la expresión del terruño gallego. Sin más… Tampoco descubro nada nuevo si digo que para mí un viticultor debe manifestarse desde sus líneas de batalla, de las más numerosas, y no de la élite. Desde el llano es desde donde se muestra la verdadera casta de hacedor de vinos. Y en este caso, hay abolengo de sobra.




Color rojo rubí de capa media, glicérico, fluido. Nada de exageraciones ni densidades sin sentido.

Nariz limpia, profunda, perfumes a flores (rosas), notas de hierbabuena y eucaliptus, especias de cocina, quizá laurel y orégano. Robles usados que se intuyen debajo, acompañan silenciosos y dan riqueza.

Boca de frescura exquisita, fruta roja fina y bien franco a lo expresado en nariz… Paso por boca fluido, pero cargado de sabor, vibrante y complejo dentro de su sencillez arrasadora. Un tinto para beber por litros. El mejor ejemplo es que la botella se terminó sin que nos diésemos cuenta…

Podría escribir más, pero no tendría mucho sentido… creo que ya está todo dicho. Qué les parece?

Gracias por leernos amigos,

Salutes, Rumbovino.


Difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo responsable

2 comentarios:

  1. Hola Rumboamigos, que lindo leer que estan probando estas cosas por allí. Coincido que un viticultor debe expresarse desde sus lineas bases, por filosofía considero que el hacedor de vinos es un trabajador y que no puede olvidarse que su vino podría el mismo pagarlo con una pequeña parte de su jornal, pero son ideas mias, cada quien le pone el precio que quiere a lo que produce.
    Saludos y gracias por traernos estas etiquetas!!!!

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  2. Total y absolutamente de acuerdo querido amigo...

    Ojalá algún día pudieses probar los vinos de José Luis...Estoy seguro que son de tu estilo. Fieles a su terruño y sin historias raras....

    Abrazo grande y salutes!

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