Un blog de vinos por aficionados, para aficionados. Mas que un blog, nuestro cuaderno de notas.



12 diciembre, 2018

Las uvas naturales del Vesubio

Que los antiguos pobladores de Pompeya y Herculano cultivaban la vid a los pies del Vesubio que luego los enterró está más que demostrado, por su propia cultura de supervivencia, por las raíces fosilizadas en la lava que se han encontrado y por los frescos y relieves perfectamente conservados que visten las paredes de las casas de estas antiguas poblaciones del sur de Italia (que he tenido la suerte de visitar y resultan esos lugares que nunca se te olvidan).

Hace algunos años los napolitanos quisieron averiguar y recuperar las variedades de uva que allí se plantaban, y propusieron esa tarea a un grupo de investigadores (arqueólogos, historiadores, agrónomos, arqueobiólogos) quienes tras algunos años de minucioso trabajo de investigación identificaron 6 cepas que pudieron ser cultivadas en el monte a los pies del volcán.

Por resumir el asunto, se hicieron estudios experimentales plantando las diferentes variedades siguiendo los métodos de cultivo de la zona de hace 2000 años y solo tres cepas prosperaron, una de ellas fue la Aglianico, las otras Sciacinoso y Piedirosso.

NATO NUDO Aglianico 2015 fue unos de los vinos naturales elaborado por Terra di Briganti que caté aquella tarde en Madrid junto a Antonio Sicurezza. En aquel entonces no sabía de esta historia, me traje una botella porque me encantó cuando lo probé. De casualidad, mirando un documental en la TV caí en la cuenta de esto…tenía un Aglianico en casa. Esa misma noche lo destapamos… me gustó tanto como cuando lo probé por primera vez. La historia de su variedad hace esto mucho más bucólico, pero el vino estába tremendo. 





Tinto natural, sin sulfitos añadidos, solo uva Aglianico fermentada cultivada en biodinámico sobre un suelo arenoso en la región de la Campania. 

De color picota brillante y limpio, lo que más impacta es su nariz, intensa y diferente a casi todos los tintos que uno puede probar. No mandan las frutas rojas, ni los herbáceos, ni el roble, ni nada de eso… Huele a setas húmedas, a olivas negras, cierta nota terrosa y mineral. O te gusta o no te gusta, no hay términos medios. En boca está aún algo rugoso, pero es franco y sabe a lo que huele…con frescura equilibrada y un final exquisito pero quizá algo corto, por poner alguna pega.

No sé si habrá sabido así hace 2000 años y no sé si efectivamente esta cepa se cultivó realmente a los pies del Vesubio como parece ser, la verdad es que no me importa mucho, pero tengo que reconocer que sus notas son extrañamente antiguas y diferentes a otros tintos. Creo que es un vino que todo amante del noble brebaje debería probar alguna vez y por un precio que bien lo vale (aprox. 13-15 €).

Me rindo a los vinos naturales, me rindo a la historia y la sabiduría de los que alguna vez decidieron cultivar la vid y fermentar la uva.

Buena vida y naturales vinos,

Salute!

Rumbovino.

Difundiendo la cultura del vino desde el 2010. En favor del consumo moderado y responsable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por comentar.