Paseando por las calles del pueblo, descubrimos una pequeña bodeguita bien artesanal que pertenece a dos hermanos jovencitos, decididos a centrarse en hacer un vino muy personal y sacar muy pocas botellas pero bien mimadas (elaboran sólo 6000 botellas al año) “Pequeña Bodega Salvador Figueroa”.
Hacen vinos a la vieja usanza con mucha pasión, asesorados por su padre que es un viejo y conocido enólogo (el chavo Figueroa) que ha trabajado durante toda su vida asesorando bodegas de la zona. Utilizan uvas de viñedos propios ubicados en Animaná, cerquita de Cafayate y elaboran tres etiquetas: un malbec con paso por barrica, un malbec joven y un torrontés. Sus vinos son realmente deliciosos… La visita es gratuita y guiada por ellos mismos (otro guiño de simpatía), cobran $5 si desean hacer la degustación.
Si van por Cafayate no dude en visitarlos!!
Finalmente, mientras recorríamos la hermosa quebrada de Cafayate la curiosidad nos llevó a seguir un indicador hacia una bodega de la que no teníamos ninguna información. Anduvimos casi 1 km serpenteando un bello sendero muy cerca de los castillos de la quebrada hasta que llegamos a la bodega "Peña Veyrat Durbex". Es un lujo verla, parece un cuento… nos quedamos encantados con la sorpresa. Rodeada de viñedos cincuentenarios se levanta una bodega chiquitita integrada en un hotel boutique que es también precioso. Muy atentos nos atendieron y nos hicieron una visita guiada por la bodega. Tienen una cava subterránea donde descansan los vinos en barricas que aconsejamos ver, además allí mismo se hacen las degustaciones. Sus vinos son muy ricos y delicados a pesar de que al igual que todos los vinos del norte, su “carácter de altura” está siempre bien presente! Esta visita es imperdible, y además gratuita!  |
| Vista posterior de la bodega y hotel boutique |
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