Un blog de vinos por aficionados, para aficionados. Mas que un blog, nuestro cuaderno de notas.



24 diciembre, 2010

Haciendo camino al andar


Esta entrada ha sido la más difícil de escribir y de hecho está escrita de manera muy diferente a las otras, por la sencilla razón de que la visita a esta bodega ha sido distinta a todas.

Es la segunda bodega que visitamos en la zona del Bierzo, al noroeste de León, España y lo cierto es que conocer “Casar de Burbia” fue más que especial, ya que se trata de una empresa familiar (elaboran unas 100.000 botellas), artesanal diríamos, en la que el “capitán de este fantástico barco”, Isidro, dirige todo el proceso de elaboración. Desde el manejo del viñedo hasta el embotellado y comercialización. Es, sin duda, un artesano, en el hacer y un gran artista por lo creativo…

Previo contacto vía correo electrónico con Sonia, que muy amable nos invitó, concretamos la visita. Isidro nos esperó en la bodega, esa fría mañana de sábado de diciembre. Y tras las tímidas presentaciones nos fue llevando poco a poco hasta el corazón y alma de su bodega, y aunque esto pueda sonar cursi, no importa, porque realmente nos desnudó el alma de sus vinos…

…nos contó cómo su padre había adquirido los 42 pagos de viñedos centenarios de Mencía, en la montaña de Valtuille de Arriba, soñando hacer algún día su propio vino, y de cómo él había tomado el relevo comenzando con unas poquitas barricas y otros pocos toneles, trabajando en la viña y en la bodega, con una idea firme desde el principio y hasta el futuro, hacer un gran vino. Un gran vino, y mejorarlo si ello fuese posible, con paciencia, inspirándose en el estilo de los mejores y a la manera de los vinos franceses…

Y después de un poco de historia nos invitó a compartir una cata, pero no una cata cualquiera, una cata de "valientes" ¡Claro que sí! Directamente de los toneles y por primera vez, para nosotros, de las barricas…

Imposible describir lo afortunados, agradecidos y felices que nos sentimos… no escatimó ni en tiempo ni en secretos, y nos contó de todas y cada una de sus barricas, de todos y cada uno de sus productos, de todas sus ideas… Y probamos con él todo esto copa en mano y con una sonrisa de oreja a oreja. El suelo rojizo, pizarroso y mineral del terroir donde crecen sus uvas se expresan mágicamente en el sabor, olor y cuerpo de sus vinos.

El mimo que Isidro pone a su trabajo es increíble…, nos emocionó el cariño que hay en cada vino y nos quitamos el sombrero por su filosofía y forma de hacer las cosas, en la que conviven arte y pragmatismo ya que con las cuentas en orden, uno puede trabajar y crear más tranquilo ¿Verdad?

Y fascinados nos fuimos, con un regusto delicioso en la boca y en el corazón. Inmensamente agradecidos por tan buen momento, por su generosidad y con la alegría de saber que por ahí aún hay "Isidros" que hacen así las cosas, con tanto fervor y sentimiento…, y pasito a paso, haciendo camino.

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