Un blog de vinos por aficionados, para aficionados. Mas que un blog, nuestro cuaderno de notas.



27 agosto, 2012

El vino que me gusta


¿Qué tipo de vino te gusta? Me lo han preguntado no menos de 500 veces desde que tengo algún grado de relación con la noble bebida.

Mencía en bancales del Río Sil - Galicia
Mi respuesta al interrogante ha ido cambiando prácticamente cada vez. Es que no puedo ser capaz de responder con absoluta certeza qué tipo de vino me gusta porque no lo sé. En realidad, para ser más claro, debo decir que hasta hoy no lo sabía. Y que el vino que me gusta hoy, antes no me gustaba.

Esto que suena laberíntico y esquivo, no es más que la experiencia que he ido ganado con el tiempo. Y sobre todo en cada oportunidad que tuve de estar cerca de un viñedo y de los hacedores de vino, que en muchos casos no son enólogos.

En mis primeros acercamientos, como novato a este mundillo, me gustaban aquellos vinos que impactaban mi atención por su color y su cuerpo. Cuando más densos y oscuros eran, más me gustaban… Recuerdo como si fuera hoy un Ribera del Duero joven, que costaba 2 euros y bebíamos durante la cena con mis compañeros de piso durante el primer año de tesis en España. Hoy tengo que reconocer que ese vino fue el que me despertó la curiosidad. De esto hace 10 años ya.

Luego, cuando comenzó a gustarme el vino un poco más seriamente, es decir cuando comencé a querer saber más, comenzó a gustarme el vino maderoso. Si olía a madera y sabía a madera era el mejor vino del mundo… Aún recuerdo, en mi primer tiempo tras el regreso a Argentina, uno que venía con un chip de roble en el interior de la botella. El día que lo probé pensé que no podía existir un mejor vino en el mundo.

Después llegó la etapa de buscar cosas nuevas… comencé, junto a Noemí, a recorrer bodegas. Sobre todo me interesaban los paisajes de viñedos donde estaban las bodegas. Ahí la cosa comenzó a cambiar; porque la madera ya me tapaba otras cosas…y esos paisajes no los encontraba en el interior de la botella.

Viñedos Quebrada de Humahuaca (Jujuy). Argentina
En esos vinos que me gustaban encontraba la viruta del roble que reconocí en muchas bodegas visitadas. Entonces tuve claro que quería otra cosa… Quería que ese vino sepa al lugar donde nacía la uva y sobre todo que sepa a uva, a fruta!

No obstante, con ese gusto más evolucionado tuve un serio problema… nunca me gustaron los vinos ácidos. Y me pasaba que donde más pureza de terruño y más fruta encontraba, más acidez tenían sus caldos.

 Cuando tomé un Mencía de la Ribeira Sacra por primera vez, no llegué a terminar media copa… Lo mismo me pasó con algunos Malbecs del Valle de Uco o de Luján de Cuyo… ni hablar con algunos de Cafayate. La acidez que acompañaba la fruta me molestaba, aunque tenía claro que no quería un vino empalagoso por la madera.

Fue ahí donde modifiqué mis gustos nuevamente… Aparecieron los vinos más equilibrados, donde la fruta, la acidez y la madera estaban en franca armonía. Recuerdo grandísimos Malbecs poderosos y equilibrados, que mixturaban la intensidad y hermosura de la cordillera de los Andes, con la armonía de una barrica de roble nueva bien utilizada.

Los paseos por Toro o la Ribera del Duero me enseñaron que todo lo que encontraba en el interior de sus botellas era ese clima hostil, casi desértico y pedregoso de León y Castilla. Los relieves, el calor y el color de la tierra del norte de León,  le otorgan a la Mencía esa fuerza y maduración que solo adquiere en el Bierzo.

Ribeira Sacra del Río Miño- Galicia.
Sin embargo, he dado un paso más en mi evolución hacia el tipo de vino que me gusta. Y es que este viaje por Galicia me ha cambiado nuevamente.

…Este viaje por Galicia lo he dedicado a recorrer el terruño gallego con detenimiento… con la mente más abierta y un poco más sabia (sin sentirme sabio en absoluto, claro!).

En este viaje pude entender los vinos de Galicia y me enamoré. Me enamoré perdidamente de los vinos gallegos… De su desfachatada frutalidad, su increíble mineralidad y su refrescante acidez.

Los vinos gallegos son puro paisaje y creo que mejor que ningún otro expresan el terruño de donde vienen. Hablo de los albariños de las Rías Baixas, de los Ribeiros blancos y tintos, de Valdeorras entre montañas y sus blancos y tintos de uva autóctona…

…Pero sobre todo, hablo de los vinos que nacen en la Ribera del Miño y del Sil… Y hablo también de los viticultores, pequeños, de una o dos hectáreas, que trabajan el viñedo con el corazón y están orgullosos de la tierra que los parió. De esos viticultores que hacen equilibrio para no caer por los bancales que se sostienen desde la época de los romanos, que meten sus cepas entre las piedras de la montaña, que soportan el terrible invierno mientras dan forma a sus plantas durante la poda, o se suben a una barca para vendimiar porque no pueden acceder de otra forma. Hablo de esa gente y de esos vinos.

Ribeira Sacra. Río Miño - Galicia.
Ahí y así, cada vino es diferente. Porque se muestra igual que su dueño y el lugar. Al probarlos uno siente cuánto y cómo se cuidó la viña… siente las piedras de la montaña, de sus iglesias románicas,  y lo bucólico del bosque autóctono que allí perdura… Siente lo húmedo o lo seco del año en la madurez del caldo, y entiende el porqué de su filosa acidez y sus pocos grados de alcohol. Siente el poco roble de barricas viejas o envejecidas, que apenas otorgan redondez para no esconder nada de lo que la naturaleza entregó con su fruta… La Ribeira Sacra es sus vinos.

Cuando uno se empapa de estos paisajes, toca, huele, siente los viñedos y charla con los hacedores… Cuando uno hace eso… su gusto por el vino cambia para siempre.

Por eso cada vez entiendo más a aquellos que se animan a hacer cosas diferentes, sin exagerar de barricas y sin estresar la planta para que entregue lo que no tiene, priorizando la expresión de la tierra en la que crece la uva.

Desde ahora, me declaro un incondicional de esa gente y esos vinos. Gracias a ellos.

Salute, Rumbovino.

11 comentarios:

  1. Esto es lo que siempre me hubiese gustado escribir y de lo que jamas encontré palabras. Me ocurre que la acidez es un tema pendiente de esta época y la siguiente, pero después vendrá otro factor a cambiar ese gusto y ese descriptor.
    Lo que prevalece para mi en estos momentos es lo que ustedes muy bien definen, vinos que se muestran al lugar de origen y la interpretación personal del que lo hace.

    Saludos y salud!

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  2. Y por cierto, acá me revientan mi compatriotas con el tema de la acidez, se la buscan incluso a la cepa que no la contiene con espontaneidad, es mejor cuando aparece como un regalo.

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    1. Querido Álvaro... un millón de gracias, como siempre, por ponernos los cachetes colorados y a la vez un poquito orgullosos de lo que escribimos... Esta nota salió del corazón, como todas las que hacemos, pero esta en especial...creo que es una declaración de amor en toda regla... me ha llevado años, comenzar a entender un vino y en saber qué me gusta de él... Cuando escribía esta nota me acordaba de vos... cuando recorría este paisaje y su gente me acordaba de vos, porque leo tus notas y me veo reflejado en ellas... Sabía que esta entrada iba a gustarte, porque esos son los vinos que te gustan! Abrazo gigante y salute!!!

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  3. Hola gente, muy buena su nota.
    Me ha pasado recorrer un camino similar a ustedes. Esos descubrimientos que uno va haciendo, primero con vinos más económicos, luego con los bonitos y baratos, la búsqueda de la fruta, el deslumbre de la madera... Ahora estoy en la etapa de la búsqueda del superequilibrado y también de la personalidad, la paticularidad, en los vinos que tomo.
    Supongo que es el camino del aprendizaje.

    Me dieron ganas de tomarme un vino medio artesanal que me traje de San Rafael, ya me lo descorcho.

    Salute!

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    1. Muchas gracias Ariel!! Como vos decís, es un camino que uno recorre mil veces ida y vuelta, y nunca se cansa de encontrar cosas nuevas... ya ves qué me está pasando. El vino artesanal tiene muchas definiciones... el vino que cuenta un paisaje y a su hacedor, solo una... es el vino perfecto! Un fuerte abrazo y que disfrutes de ese Sanrafaelino! Salute!

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  4. El vino es un camino que se recorre a lo largo de la vida, uno lo va conociendo y así también va madurando su gusto personal. Lo bueno de ese camino es que siempre evoluciona y te permite descubrir cosas nuevas.
    Gran nota!!!
    Abrazo Patagónico

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    1. Perfecto lo que decís Fabi... es un camino de ida en el que se aprende poco a poco y que siempre sorprende. Pocas cosas hay así en el mundo... estamos seguros de eso!! Un gran abrazo y muchas gracias! Salute.

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  5. AMIGOS NOEMÍ y ANDRÉS:
    Ernest Hemingway decía que "el vino es uno de los objetos más civilizados que existen". Entiendo que esta definición se refiere al gran trabajo humano que hay por detrás; también al aprendizaje de generaciones enteras sobre como cuidar la viña y hacer el vino; además de la educación y cultura que requiere su correcto disfrute...
    Ustedes lo han dicho con palabras menos rimbombantes, pero se ve que muy sentidas. Un gran post sin dudas !!
    Abrazo desde Córdoba. ROBERTO

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    1. Muchas Gracias Roberto!!

      Es tal como tu los has dicho, en realidad lo escribimos desde el corazón, con pasión y menos trascendencia!! jejejejeje.

      Un fuerte abrazo y muchas gracias por comentar siempre! Salute!

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  6. Amigos, venia atrasado con la lectura y me tope con sus líneas!!
    Increibles experiencias han vivido y que bueno que el gusto no sea algo que viene en el ADN y que uno lo pueda ir cambiando con el tiempo y con el conocimiento y descubrimiento de nuevos sabores y estilos de vinos.
    Que sea constante durante toda la vida el cambio de gusto habla de que la naturaleza es cambiante, y las nuevas generaciones van probando y haciendo vinos con innovaciones enológicas y tecnológicas.
    Mientras tanto, nosotros sigamos probando, tomando y descubriendo "El vino que me gusta".
    Muy buena nota, y Feliz día del Blogger!!
    Abrazo!

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    1. Hola Esteban!!
      sin lugar a dudas, en este viaje aprendí más cosas sobre vino (todo lo que su mundo encierra) que en todo el tiempo que llevo intentando hacerlo... Y eso, ha modificado mi ser irremediablemente, porque como digo en el post, cuando uno experimenta la otra parte del vino, su gusto cambia para siempre!
      Pero me quedo con lo que decís al final..."Mientras tanto, nosotros sigamos probando, tomando y descubriendo "El vino que me gusta".

      Abrazoo y salute!

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Gracias por comentar.