Un blog de vinos por aficionados, para aficionados. Mas que un blog, nuestro cuaderno de notas.



28 mayo, 2017

Los Vinos Naturales no están Perdidos

La tendencia de los vinos naturales se está imponiendo cada vez más. Al contrario de lo que en un momento se pensó, lejos está de decaer su demanda. A diario las etiquetas que rezan las palabras ecológico, biodinámico, natural u orgánico aumentan y las opciones se multiplican. Eso me gusta y creo que le hace bien al mercado vitivinícola, sobre todo porque hubo una época donde lo que se estaba ofreciendo al consumidor era un jugo de uva enriquecido con azúcar, enzimas, colorantes, químicos y conservantes…

Me gusta lo auténtico y lo disfruto. Me gusta el vino, pero me gusta aún más la viña que lo pare y la tierra que lo sostiene.

Entiendo también que esto que empezó como una moda de algunos “frikis” y se estableció como tendencia, es aprovechada por algunas bodegas que ven la veta del negocio y se cuelan por la rendija de la oportunidad. Eso pasa siempre y no es ningún problema. A la larga los que realmente creen en esta forma de entender el vino son los que se sostienen y diferencian del resto.

Tengo un amigo, a estas alturas ya lo considero así y espero que él también, que se llama Ignacio González, al que le dicen el “loco de Larouco”, que hace algunos años se lanzó con un proyecto de vinos naturales, pero naturales en serio, recuperando unas viñas maltratadas que los lugareños consideraban perdidas. Estoy seguro que todos, o casi todos, saben que estoy hablando de LA PERDIDA. Nacho cree seriamente en lo que hace, las pocas botellas que produce se exportan a varios países y solo por citar algún ejemplo les digo que hasta están presentes en el mismísimo “Celler de Can Roca”. Pregunten cuántos viticultores querrían tener sus vinos allí. Estoy seguro que algunos darían hasta lo que no tienen por conseguir eso. Pues Nacho los tiene. Y ganado con derecho propio, por trabajo y porque sus productos son realmente naturales y diferentes. 


Foto tomada de FB


Desde la primera copa de LA PERDIDA que probé, con Jorge y Nacho compartiendo un pulpo a feira en Larouco hace casi tres años, creí ciegamente en su proyecto y quedé prendado de esos caldos. Discutí con mucha gente sobre ellos. Hay quienes se ríen de él y de lo que hace. Dicen que no huelen ni saben a vino. Yo les digo que a eso huele y sabe a vino, y que lo que bebemos normalmente como tal no es totalmente vino. La discusión se prolonga y siempre llega al punto donde alguien dice que los buenos vinos tienen que crecer con el tiempo y que los naturales no aguantan más de un año porque sin sulfitos ni “agregados” se mueren enseguida. Yo les digo que no. Al menos no todos, y tengo argumentos para debatirlo…

…Además de amante de la viticultura me considero persona de ciencia. Así que como buen científico quise experimentar con los vinos de la perdida. Simplemente decidí guardarlos a ver qué pasaba.

De la cosecha del 2014, la que estaba recién salida cuando conocí a Nacho, compré varias botellas. Tanto de blancos como de tintos. A las de blanco - todas de Godello, tipo naranjito por su fermentación en barro y con hollejos como a la vieja usanza- las fui destapando de a una por vez, cada noche de fin de año. Aún me queda una botella que la abriré para despedir el 2017 y recibir el 2018. Todas estaban impecables, con excelente acidez, mucha fruta con sabores típicos de manzana verde, hierbas, notas de miel y hollejos. Acompañan de maravillas los entrantes y lo que caiga luego en el plato. Se los aseguro.

A las botellas de tinto las dejé guardadas y no destapé ninguna hasta ayer por la noche. Me dio por ahí. La descorché porque tenía ganas de probar su evolución y también porque hace unos días había estado con Nacho en su bodega probando algunos vinos del 2016 (entre ellos la segunda añada del Proscrito) y me pareció buena idea darle una alegría al paladar. Estaba seguro que iba a estar bueno. Pero la sorpresa fue mayúscula, porque estaba glorioso.

No obstante dije hace un rato que me consideraba un hombre de ciencia, así que el experimento tuvo su estudio a ciegas, como debe ser, así evitaba sugestiones previas. Noemí lo degustó a ciegas (y reconozco que ella no es incondicional como yo con estos tipos de vinos. En general no suelen gustarle demasiado) y quedó fascinada con el vino que estaba catando. Ni les cuento cuando descubrió la etiqueta.

Como le escribí a Nacho por WhatsApp mientras lo bebíamos “Ganó en todo. En redondez, madurez, intensidad aromática y de sabores, complejidad y elegancia”. La definición poco enológica de VI NA ZO le queda que ni pintada. LA PERDIDA Gar-Sum (70% garnacha tintorera y 30% Sumoll) del 2014 es una joya en toda regla! Por suerte me quedan botellas.

Foto de aquel pulpo a feira en Larouco, donde conocí a Nacho y La Perdida



A pesar de las risas, las descreencias de algunos ilusos, de las piedras, de las heladas y de la aplastante industria que marca el ritmo; a pesar de todo eso tus vinos son grandes y verdaderos. Aplausos compañero, lo tienes merecido!


Yo seguiré debatiendo con quien quiera hacerlo que los vinos naturales son el camino. Ya ven, argumentos hay de sobra.

Buena vida y buenos vinos,

Salutes, Rumbovino.

Casi 7 años comunicando la cultura del vino

2 comentarios:

  1. Los vinos naturales son el camino ! Comparto plenamente y a pesar de que vamos contra la corriente... "Es el camino". Es un camino de ida y que no tiene retorno para los que luego de hastiarnos de vinos comerciales: lo encontramos.
    En la foto se vé la vid añosa y la sanidad de sus uvas, solo da lugar a pensar en un gran vino "natural".
    Abrazo Patagónico

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    1. me encantaría que puedas venirte algún día fabián... Estoy seguro que te enamorarías de esta gente. Da gusto verlos trabajar y vivir la viña.
      Abrazo grande y tal como vos decís, este es el camino.
      Salutes

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