Con un cuento nos gustaba irnos a la cama…
Y es que nos gusta leer y que nos cuenten historias, nos gusta que nos hablen de otros mundos, y escapar del día a día para viajar por la ficción o por otras realidades…
Somos todos viajeros de la imaginación, y nuestros sentidos nos acompañan trayéndonos al recuerdo sensaciones olores, colores, sabores..., para hacer ese camino más tangible.
Y es que, seamos más o menos “sensibles”, todos hemos jugado a inventar otros mundos, y a pesar de que al crecer uno va abandonando esa parte lúdica por cuestiones de “etiqueta” de la edad adulta, en el fondo, nunca perdemos ese instinto viajero y creativo…
A mi, siempre me han gustado los cuentos, las historias, y nunca he dejado de escuchar…
Y para mí cada vino es eso, un joven o un viejo cuentacuentos… Que me habla a través de su color, su olor y su sabor. Hace que se despierten mis sentidos y que vengan a mi memoria mundos imaginados o encontrados…
Me gusta el cuento de ese vino de un viernes a la noche, por ejemplo, cuando termina la semana. Me gusta sentarme con mi compañero que también sabe viajar y soñar, sin otro agente externo molesto que despiste nuestros sentidos. Me gustan los cuentos de esos vinos, escuchados en una noche calma, cuando el ánimo está tranquilo, queriendo escuchar…
Noemí, López
RUMBOVINO
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