Resulta que en nuestros ires y venires, de España a la Argentina, y viceversa…Tratamos de llevar algún vinito de un país al otro, como para “matar morriñas” del otro lado del charco y, además, compartir con los amiguetes, sabores del otro mundo.
Y lo más cómodo para nosotros, ya que cada vez se ponen más y más estrictos con el tema equipaje, y cada vez reducen más y más el peso que uno puede llevar en la maleta, es aprovechar para, una vez pasados los controles, adquirir una o dos botellitas de vino en el free shop. Es curioso que, si bien antes se ponen tan estrictos con las cuestiones de peso, líquidos, etc…, dentro uno pueda cargarse hasta las trancas en sus tiendas libres de impuestos ¿No creen?, pero bueno, esto es otra historia… Y nosotros nos contentamos con las dos botellitas.
Así que en una de estas, en el aeropuerto de Barajas, a la espera del vuelo a Buenos Aires, nos atendió un simpático señor que resultó ser un apasionado de los vinos y además un buen conocedor de los vinos españoles, cosa que nos llamó aún más la atención ya que era mejicano. Y la verdad es que nos lo pasamos estupendamente bien en la espera charlando con este buen hombre. Que nos recomendó un vino de Madrid, según él fantástico por la relación calidad-precio. Un Tagonius. Y además nos trajimos, como siempre, un maravilloso Abadía Retuerta, saliéndonos así de las míticas y tan mediáticas DO Ribera de Duero y Rioja que están muy bien pero a veces en los aeropuertos se pagan demasiado y la inversión no compensa tanto.
Aquella vez elegimos el Tagonius roble 2006 y nos gustó mucho, así que en este último viaje, decidimos traernos otro, pero esta vez manoteamos un crianza 2005 y además y por solo 9, 50 euros, y 91 puntos Parker pero la verdad eso nos importó poco en ese momento.
Una gran opción para salir de lo mismo de siempre |
Lo tomamos anoche, es una combinación de tempranillo 45%, cabernet sauvignon 40% y syrah 15%. Envejecido durante 9 meses en barricas de roble francés (80%) y americana (20%). Y por si os interesa, aquí van nuestros apuntes de cata:
“En vista, bien profundo…, dejando ver solo en los ribetes un color rojo rubí bien brillante con un leve guiño atejado. Con lágrimas bien marcadas y viscosas, de caída lenta.
En oído…, sonando “O carro” del grupo “Fuxan os ventos” y el chisporroteo del asadito en la parrilla…
En nariz… (distanciándonos del emotivo olorcito del asado), se manifestaba ya de entrada el inconfundible tempranillo español, alegre y dulce, envolvente… bien fijados y equilibrados con el paso por madera, que le da además ese toque a vainilla, cremoso. Se le sentía ese toque a fruta madura y no pasada, muy sugerente. Y agitándolo, asomada además, bien impactante un toque a pimienta negra.
En boca…, pues bien armonioso y fiel a lo anticipado en nariz. De entrada contundente con una acidez deliciosa, como la de la ciruela negra, y apertura en boca bien armoniosa, dulce y envolvente como ya hacía en nariz. Bien equilibrado, con sabores que se expresan casi de a uno, sin taparse. Taninos firmes pero bien puliditos, maduros y redondos. Regusto largo y bien rico.
Increíblemente fresco para ser un 2005. Y, a pesar de tener un buen cuerpo y una buena estructura, se comporta en boca bien fluido, nada pesado.
Con el asadito… maridaje excelente!!!
Y después del asadito…, un magnífico postre, un vino goloso, que no se cansa uno de tomar hasta que, claro, se termina…”
Salute,
RUMBOVINO.
RUMBOVINO.
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