Celador de Sueños

Gustavo Santaolalla es un gran músico. De eso no cabe duda. No hay más que recorrer un poco su historial artístico y enseguida uno entiende que el tipo es un capo en lo suyo. El tema es que este histórico del “rock nacional”, desde hace un par de años, como tantos otros famosos, decidió invertir en viñedos y hacer su vino. La historia la mayoría de ustedes la conocen… se asoció con otro músico (Raúl Orozco), compró una Finca, contrató un gran enólogo (Juan Carlos Chavero) y en la cosecha 2007 sacó a la luz los primeros productos de la bodega “Cielo y Tierra”, como decidieron llamarla.

Fotografía tomada de la web de la bodega

Nosotros sabíamos de la bodega, sabíamos de Santaolalla y su decisión de producir vinos, sabíamos que su filosofía como productor es más que interesante y sabíamos que sus vinos estaban buenos… o eso decían. El tema es que no nos quisimos quedar con la duda de confirmar lo que muchos aseveraban. Así que pensamos en comenzar con su etiqueta más económica, que es desde donde corresponde iniciar a probarse los vinos para hacer una verdadera valoración de los productos que una bodega produce… Difícilmente uno se lleve un chasco con el vino de más alta gama (aunque en ocasiones ocurre, he!).

Su famosa canción “Celador de Sueños” dio origen al más pequeño. Un 100% Malbec procedente de la “Finca La Luna” en pleno Valle de Lulunta, Mendoza (Argentina).

CELADOR, ese es el nombre de la etiqueta. 2008 es la cosecha. 12 son los meses de barrica de su crianza. $85 su precio y 750 grs. el peso de la botella (no es necesario tanto, deberían usarse botellas más livianas).

Nuestro sagrado viernes por la noche es el momento que elegimos para destapar aquellos vinos que esperamos nos cuenten algo… Prácticamente es una cata en directo, porque transcribimos estas notas mientras esperábamos que la cena esté lista:

Buenooo… Pues ya la primera toma de contacto fue sorprendente…

Olisqueando el corcho se viene un olor riquísimo, como a caramelo de frutilla (fresa)!

En vista, súper elegante, limpio y con el color de los reyes, un púrpura con ribetes que reflejaban también tonalidades rubí.

Con estos dos guiños uno va entrando bien en el baile, sí señor! Así que con buena predisposición, entra en nariz golosísimo, sedoso, frutado, floral, y con otros matices achocolatados, dulces… higos, pasas, frutos secos y hasta nueces y almendras... de todo, pero de todo!

Bien, bien…, vamos muy bien.

Ojo, que la botella está recién abierta.

De momento estamos más que muy bien así que probamos y… mmmmm…

Eso es! La acidez deliciosa de la fruta, esa acidez agradable, intensa y que te hace salivar, para luego abrirse en boca bien frutal, bien elegante, pasando suave, bien afinado, sin sobresaltos y dejando un regusto la mar de rico, como el que dejan las moras, las fresas.

De momento la madera se adelanta un poco, pero no invade ni tapa a los demás sabores…  Solo eso como pequeño punto gris. Punto que es punto y coma…porque esto sigue.

¿Cómo evolucionó?

Igual, no cambió un ápice… siguió equilibrado, fresco, ligero y con un final de boca repleto de pura magia… qué placer, qué placer!

Conclusión: Un vino que rompe con los cánones del vino moderno, al menos en lo que a concentración, pesadez y estructura se refiere, porque en boca es una seda, liviano de beber, jugoso, fresco y fácil… No hay que hacer ningún esfuerzo, redondísimo por donde se lo mire.

CUANTO: Botella Vacía

Señores, sepan que nos pusimos de pié para aplaudir a todos los que participan en la gesta de este gran vino! Chapó!

Hace falta poner la RPC? MUY BUENA+ 

Tampoco hace falta poner nuestra valoración, sobre CUANTO se vació la botella, pero...

Dicen que la cosecha 2007 estaba mejor (acá una nota de cuando lo probó el Cuervo Adrián de Vinos en Buenos Aires)! Qué pena no conseguirla más…

Salute, Rumbovino.