Un blog de vinos por aficionados, para aficionados. Mas que un blog, nuestro cuaderno de notas.



03 mayo, 2020

Naturalmente, Daniel V. Ramos

Si algo bueno, entre comillas, puedo sacar de esta crisis pandémica que nos toca vivir es que he retomado el blog, que nunca abandoné del todo, pero lo tenía un poco dejado. Lo demás, sinceramente, es para olvidar... 


En lo que a gustos enológicos se refiere, quienes leen Rumbovino sabrán que llevo varios años bastante inclinado hacia el mundo de los “vinos naturales”, cosa que cada día me resulta más sencilla ya que las opciones al momento de elegir se han multiplicado este último tiempo. También es verdad que dentro de la palabra natural, que cada día vende más, se incluyen innumerables vinos diferentes, algunos más merecidos que otros. Personalmente como aún no tengo muy claro del todo lo que implica esta definición (pueden repasar la nota que escribí hace un tiempo ¿Al final qué es un vino natural?), y como nadie me ha aclarado el asunto hasta el momento, tras un tiempo en desuso la he vuelto a utilizar para hablar de los vinos que cumplen un requisito similar a lo que debería ser un vino natural (al menos para mi forma de entenderlos). 

Expuesto lo anterior, necesario para mi tranquilidad y evitar conflictos estériles, dentro de mi “definición de vinos naturales” incluyo los que elabora Daniel V. Ramos en la Sierra de Gredos (¡zona cuyos vinos cada día me gustan más!). Enólogo australiano, criado en Madrid, al que descubrí virtualmente el año pasado a través de una imagen en Instagram de uno de sus vinos, Kπ Rosé de la añada 2012, acompañada de una frase que decía algo así como ¿el mejor rosado de España? Obviamente no me iba a quedar con la duda, ni del vino, ni de su autor. Investigué un poco más, me gustó lo que leí en relación con su filosofía de trabajo y le pedí algunas botellas para probar y conocer de más cerca sus productos... Este año volví a pedirle algunas cosas. Entre el año pasado, y este, me he hecho una idea más clara y considero que es momento de dedicarle un post en el blog. 

Vaya por delante que para Daniel no es ningún mérito que, sin menospreciarnos,  Rumbovino publique un escrito sobre sus vinos. Pero los que nos siguen saben que no hago publinotas y solo me gusta escribir sobre los proyectos que me motivan, en los que me reconozco de alguna manera, así que un pequeño mérito, al menos para mí, sí que tiene. 

Una de estas fotos fue tomada de blogriojaalavesa.eus/daniel-ramos


Daniel V. Ramos, y agregaría a Pepi San Juan, llevan varios años trabajando la viña en la Sierra de Gredos, elaborando y defendiendo un estilo de vinos con el que me siento bastante identificado (no estoy hablando de las cualidades de un vino, estoy hablando de filosofía y forma de entender la viticultura y su elaboración, recuperando viejas costumbres y sabores olvidados). Para escribir esta nota le pedí que me contara un poco sobre algunos de estos conceptos. Los transcribo casi tal cual, para no desvirtuar ni un ápice su mensaje, y para que, quienes aún no los conozcan tengan la oportunidad de hacerlo, y lo hagan por sus palabras y no por las mías. 

“En esta zona de Gredos, nos encontramos hace años, concretamente desde 1998 que fue mi primera elaboración aquí, con una de las garnachas más peculiares y diferentes del mundo. Al igual que ocurrió en priorato, estas garnachas fueron consideradas famosas a principios del siglo XX por su singularidad. Esto hizo que siempre tuviéramos nuestros ojos fijos en esta zona, y esperando una oportunidad para poder desarrollar nuestro proyecto de futuro. 

Nuestra filosofía trata por una parte de mostrar el terroir de la zona (vinos de la marca Zerberos, como Zerberos El Altar o Zerberos Viento Zephyros), o los métodos de elaboración de nuestros antepasados (vinos de la marca Kπ). Lo más importante de nuestras elaboraciones es que queremos que sean con el máximo respeto a la salud, de ahí realizar el mínimo posible de añadidos al vino (solo sulfuroso antes del embotellado), y el máximo de respeto a la uva para no variar lo que muestra año tras año. 

Nuestra filosofía de trabajo en el viña es exactamente la misma, entendiendo que, si a un viñedo no le sobreexplotas estará sano, y que, por tanto, no habrá que realizar tratamientos innecesarios y costosos y que la uva mostrará todo el potencial de su terroir. Nuestros cultivos van más allá de lo orgánico, pero me conformaría con llamarlo así". 

Comparto esta forma de ver y entender la vitivinicultura, cuidar la tierra, respetarla, que se exprese siendo vino con sus defectos y virtudes, sin más vueltas. Por ejemplo, si el año es cálido quiero beber un vino cálido, si el año es fresco quiero beber un vino fresco, si el suelo de esta finca es de arena, que ese vino sea diferente al de la finca vecina que es de pizarra, así de sencillo... Dicho esto, por lo que pude probar hasta ahora, los vinos de Daniel tienen un sello nítido que deja muy claro lo que quiere hacer y mostrar. Todos son distintos, ninguno te deja indiferente, en absoluto, y eso, hablando de vinos, es todo un logro queridos amigos. Me cansé de probar vinos desalmados... 

Los Chorrancos, El Tiemblo. Cara norte, suelo pizarra. El Gato, Cebreros. Cara sur, suelo pizarra.


¿Qué vinos he probado? Varios hasta ahora, pero había seleccionado tres etiquetas hasta que anoche destapé otra y decidí incluirla a último momento. Mis descripciones son rústicas, sencillas, dirigidas a los consumidores que, como yo, no entienden mucho de vinos... Los que saben de esto, o los poetas del noble brebaje, no leen mi blog. 

Daniel, cuéntame algo sobre Zerberos Viento Zephyros 2017 

“Es un vino de pueblo de San Martín de Valdeiglesias de la variedad Albillo Real. Muestra la elegancia y frescura que tiene este varietal en este pueblo. 100% sobre suelo arenoso de granito. Maceración con racimo entero estrujado y fermentado y criado en barrica un año.” 

Mi impresión: se trata de un vino blanco color naranja-dorado, glicérico, con volumen y cuerpo de tinto poderoso. Nariz intensa donde mandan las notas minerales, de crianza, algo de fruta almibarada y especias. Boca franca, grasa, con frescura que equilibra el grado alcohólico (15% vol.) que le dio a la uva un año como el 2017. No es un blanco de trago largo, para nada....Puedes beberlo comiendo un asado a las brasas sin que se inmute. Tiene mucha vida por delante aún. 

Como digo siempre. Bebedores y amantes de los blancos cristalinos y de manual, abstenerse. Este no es un blanco al uso, en absoluto. Esto es la expresión de la Albillo Real de la Sierra de Gredos de un año cálido en estado puro. Su precio ronda los 17,5€ aprox., creo que está más que acorde. 

Daniel, cuéntame algo sobre Zerberos El Altar 2016 

“Garnacha de una sola finca del municipio de El Barraco. El terroir singular de esta finca radica en que es un viñedo de entre 65 y 90 años, de orientación en cara norte, plantado sobre suelo de arena de granito en lo alto de una colina al pie del embalse del Burguillo. Esto hace que el vino sea fresco y elegante, pero mostrando su lado mineral” Elaboradas de forma muy minimalista, despalillado y fermentación natural. Se envejece en barricas francesas de 600 l durante 1 año y se embotella sin clarificar ni filtrar. 

Mi impresión: primero que nada, recomiendo decantar al menos 1 hora antes de beberlo. Si no lo hacen beberán un vino dormido y se perderán lo mejor. Capa media, nariz de flores, mineral, especiado, boca poderosa, madera, fruta, alcohol (15%Vol.) y frescura en buen equilibrio. Final largo y exquisito. Una garnacha extraordinaria, expresiva, intensa, puro carácter sin perder elegancia. Dentro de unos años estará mucho mejor, no tengo dudas de eso. Yo me resistí a guardarlo, pero si tienen más paciencia que yo, háganlo y verán. Su precio, sobre los 22 - 24€ aprox. Ni lo duden. ¡Eso sí, es Garnacha de Gredos! No, garnachita de Gredos. 

Daniel, cuéntame algo sobre Kπ Rosé 2017 

“Una elaboración de rosado típica de la zona, que consistía en envejecer el vino durante largos periodos de tiempo en barrica. Este vino venía a sustituir el fino en la zona que maridaba tan bien con las distintas chacinas que se hacían también en la zona. Es la magia de la fruta llevada a su máximo exponente para dar el máximo de sí misma”. 

Mi impresión: abstener buscadores de rosados fresquetes y veraniegos para el aperitivo. Si tienen un chuletón cerca ni lo duden un segundo. Para mí, luego del cachetazo inicial que me llevé con la cosecha del 2016, cuando lo probé por primera vez sin saber muy bien lo que me iba a encontrar, me parece un auténtico vinazo. Nariz con mucha fruta (claramente cereza) pero acompañada con notas de crianza, lías y madera usada (muy distinta al roble nuevo pura vainilla y esas cosas raras). Boca grasa, con frescura y madurez. Un rosado totalmente atípico y exquisito que no deberían dejar de probar quienes se animen a propuestas arriesgadas que recuperan las viejas costumbres. Su precio, sobre los 12€ aprox. ¡Una bicoca! 

Termino con el que destapé anoche, Berrakin blanco 2019. Cuando se lo pedí, aún no estaba ni etiquetado, pero les cuento sobre él: 

Variedad 100% Jaen, procedente de dos fincas de Sotillo de la Adrada. Se vendimió entre el 5 y 7 de septiembre de 2019. Los racimos se seleccionaron, despalillaron y estrujaron, fermentando cada finca por separado con levaduras autóctonas. Maceración 17 días. De octubre a febrero de 2020 el vino se mantuvo con sus lías en depósito de acero inoxidable y una barrica de roble francés. En febrero se hizo el coupage y en marzo se embotelló, obviamente sin clarificar ni filtrar y dosis mínima de sulfitos. Graduación alcohólica, 11,3 % vol. 

Mi impresión: no recuerdo haber probado muchas veces la uva Jaen, así que no te tenía muy claro lo que me iba a encontrar, pero su baja graduación y la vinificación ya prometían buenas cosas. Un blanco anaranjado, glicérico, brillante y con leve turbidez (esperable, obviamente). Nariz y boca muy similares, seco, con manzana verde por delante, acompañada de notas de levadura que le aportan estructura y complejidad. ¡Es vino fácil de beber porque es rico, pero me pareció un blanco extraordinario, con complejidad y mucho que decir, por tan solo 8-9€! 



Bueno por ahora lo voy dejando... Creo que deberían animarse a probar los vinos de Daniel y Pepi. Para conseguirlos, búsquense la vida como hice yo, jejejeje es broma. Por Instagram lo tienen fácil (es de esos enólogos que contestan a quien le escribe). 

Vinos con carácter, con uvas sanas, de viñas sanas y de una zona extraordinaria. ¿Qué más podemos pedir? 

Y recuerden, beban vinos sanos y naturales. 

Salute y hasta otra. 

Rumbovino 

#QuédateEnCasa que ya falta menos

2 comentarios:

  1. Andres, hay que avanzar por el caminos de los vinos naturales, me encantaría probar el Rosé 2017 que describiste. Por acá le vamos dando lentamente espacios a este tipo de vino pero hay muy poca oferta en el mercado.
    Abrazo Patagónico

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    1. Hola Fabi,
      Gracias por pasarte!! Acá pasó lo mismo... llevó unos años en que las ofertas se multipliquen. El problema es que dentro de los vinos naturales hay de todo, y en algunos casos el nivel es regular y hasta dudoso. No obstante es un estilo que defiendo y me gusta, y en lo que pueda colaboraré para que se sigan multiplicando. Cuando vaya por Argentina ya me recomendarás cosas. Abrazo grande!!

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